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  1. Probamos el Renault Fuego, un deportivo para el recuerdo. El protagonista de nuestra sección semanal de “Coches para el recuerdo” es hoy el Renault Fuego: un deportivo con carrocería coupé que llamó mucho la atención en su tiempo. Lo probamos. Coches para el recuerdo: Renault Fuego - - - -
  2. 19/10/2016 Coches para el recuerdo: Renault Fuego El Renault Fuego fue el hermano desenfadado del R18, un deportivo que hoy empieza a salir del purgatorio: fiable como los Renault coetáneos, su carrocería coupé siempre llamó la atención. Lo probamos. En los años cincuenta la mayoría de los españoles soñaban, a lo sumo, con tener un coche. Afortunadamente, la cosa fue cambiando en los sesenta… poco a poco, eso sí. Y ya en los seten­ta, cumplida en muchos casos la necesidad básica de despla­zamiento motorizado, empezamos tímidamente a demandar más valores: los padres de familia, mayor habitabilidad; y, los jóvenes, más potencia. Así llegamos a principios de los ochenta, en los que recuerdo una eclosión de coupés que venían con la firme intención de darnos ese plus de deportividad y exclusividad respecto a las berlinas, de las que en algunos casos derivaban. Siempre ha existido este tipo de modelos, es de Perogrullo, pero me atrevería a afirmar hoy que su popu­larización, referido tanto a la accesibilidad como a su producción masiva, se aceleró en ese cambio mencionado de décadas. De Inglaterra nos llegaban los Triumph TR7; de Italia, los Lancia Beta Coupé y los Alfa GTV; de Alemania, los Porsche 924, 944, VW Scirocco, Ford Capri y Opel Manta, entre otros. Así que era de esperar también una respuesta francesa, con un modelo que tomase el relevo de los Renault 15 y 17 de los años setenta. Nace el Renault Fuego Los ochenta, decía, fueron una época maravillosa y de cam­bios en el automóvil. Con apenas diez años, recuerdo la imagen del Renault Fuego vinculada a las primeras canciones de Mecano, los capítulos de Mazinguer Z o el balón Tango-Adidas. Y en su origen se nos escapaba una mirada de inocente deseo a toda la pandilla cuando lo veíamos por la calle. Treinta y pocos años después, la línea diseñada por Robert Opron, autor entre otros de los Citroën SM, Alpine A310 y Renault 25, todavía conserva el estilo fluido, sin estridencias, que llamaba tanto mi atención. Entonces veía con los ojos de crío en esas curvas suaves y tanta superficie acristalada un cierto aire futurista. Aunque confieso que siempre la consideré algo escasa de agresi­vidad. Agradaba a muchos y dejaba indiferente a pocos. - Como a mí, le ocurrió a José María Morales, propie­tario de este Renault Fuego GTX que hoy probamos. “En mi familia –cuenta- siempre ha habido algún Renault. Mi padre tuvo un Ondine, un R8… Y claro, como decías, cuando empecé a interesarme por los coches, con 9 o 10 añillos, el Fuego me parecía de otro mundo. Hoy que tengo uno y hablo con conocimiento de causa, me sigue encantando. Su conducción, su como­didad y lo poco que consume permitirían usarlo como coche de diario, y además, para los que nos gustan los rallyes de regularidad, es un coche que se desenvuelve muy bien en ellos”. Dentro del Renault Fuego Una vez dentro, constato las palabras de José María. Posee una habitabilidad capaz para cuatro adultos, confortables butacones con riñoneras -aunque de escaso agarre lateral-, un salpicadero limpio y ordenado, aire acondicionado, elevalunas eléctricos, apertura remota del maletero –a pesar de que requiere abrir la puerta del conductor para accionar el tirador-, antinieblas delanteros y traseros, etc. En definitiva, un completo equipamiento, amplio espacio disponible y correctos acabados. Una vez en marcha y como indica su dueño, podría usar todos los días el Renault Fuego para ir a trabajar. La dirección –asistida- funciona bien, el cambio de cinco relaciones, sin ser rápido, es suave de accionamiento y las suspensiones reflejan correctamente un acertado compromiso entre estabilidad y confort. No me atrevería, sin embargo, a tacharlo de deportivo «sensu stricto», pues penalizan estrepitosamente los desarrollos del cambio demasiado largos, que le restan viveza cuando se quiere ir rápido. A cambio, sus consumos son ajustados, en torno a los 8 y 11 litros de media. - El Renault Fuego tiene, eso sí, una segunda marcha ideal para mantener en zonas muy ratoneras la regularidad de los rallyes, como dice José María. A mi juicio, no obstante, le falta nervio. Sí, es robusto y poco tragón, pero al motor de dos litros y 110 CV de potencia le cuesta subir de vueltas. Su rodar cómodo, bien aislado acústicamente y ayudado por su CX de tan solo 0,348, permite mantener cruceros altos y con buena estabilidad. Ahí radican sus virtudes dinámicas. Estamos frente a un coupé con una elevada velocidad punta —ronda los 190 km/h— y muy rutero. Y llegado el caso, se defiende bien en zonas sinuosas, ayudado por una amortiguación más firmes que la de la berlina con la que comparte algunos componentes, el Renault 18. Pero, sobre todo, se nota la estabilidad que proporcionan en el Renault Fuego sendas estabilizadoras, pese a tener que equilibrar un reparto de peso descompensado del 60/40 por ciento entre sus trenes delantero y trasero. Por lo que era de esperar su carácter subvirador, aunque no torpón. De hecho, su ligero tren trasero se descolocará si lo descargas en pleno apoyo en curva. Más de un usuario inexperto se quejó en su momento de coletazos intempestivos… debido seguramente a frenazos bruscos o al mero hecho de quitar gas de repente en plena trazada. Porque el Renault Fuego es un coupé noble si lo llevas por su sitio y a ritmo alegre. Me gusta buscar el vértice de la curva, esperar a que protesten los neumáticos y pisar a fondo sin miedo. Y descuida, que no “pierde rueda” fácilmente. Yendo con unas presiones de 2,2 en ambos ejes, obedece sin rechistar, dibujando bien la curva y ofreciendo sen­sación de control. Respecto a los frenos, volvemos a lo mismo: a pesar de los tambores traseros, la frenada es contundente, aunque en mal firme tiende a descolocarse ligeramen­te. Pero eso conduciendo a las bravas, porque en uso normal, no encontraremos ningún problema y con buen asfalto todavía menos. No eché de menos más potencia de frenada en el nuevo Renault Fuego; además el equipo aguanta bien y no desfallece. - Así pues, este coupé que antaño se vendiera a un precio relativamente competitivo (algo más económico que sus rivales de Opel y Ford) y que fuera un signo de distinción entre la clase media acomodada, sigue mostrándose parco en consumo y fuerte en fiabilidad. Estamos ante un neoclásico útil incluso para el día a día actual, familiar, fácil y cómodo de conducir, bien dotado y con encanto. El Renault Fuego reunía las ventajas de una berlina y la estética de un coupé, algo que todavía se cotiza y valora hoy. Es verdad que nunca pretendió ser un coupé deportivo de altas prestaciones, pero, en conjunto, su elegante línea, la amplitud interior, el confort y las aptitudes ruteras lo convertían en un modesto aspirante a “GT” a precio de berlina media de gran serie. FUENTE: http://www.autopista.es/clasicos/articulo/renault-fuego
  3. - - - - - Nuestro protagonista esta vez de la sección semanal de “Coches para el recuerdo” es un utilitario muy especial. Híbrido entre un Peugeot 205 GTi y un Citroën Visa, el Visa GTi sorprendió en su época… y hoy sigue haciéndolo. -
  4. Citroën Visa GTi, así fue este deportivo único Nuestro protagonista esta vez de la sección semanal de “Coches para el recuerdo” es un utilitario muy especial. Híbrido entre un Peugeot 205 GTi y un Citroën Visa, el Visa GTi sorprendió en su época… y hoy sigue haciéndolo. Coches para el recuerdo: Citroën Visa GTi - - - -
  5. 02/11/2016 Coches para el recuerdo: Citroën Visa GTi A mediados de los ochenta, PSA lanzó un nuevo concepto de deportivo. Híbrido entre un 205 GTI 1.6 y un coche con poco encanto como el Citroën de base, el Visa GTi fue su gran idea. Desde un punto de vista comercial podía parecer muy arriesgado, casi revolucionario, lanzar un deportivo sobre la base del Citroën Visa, un utilitario que nunca se recordará por la belleza de sus líneas. Sin embargo, el Visa GTi mejoró considerablemente la estética del resto de versiones. Con unos faros redondos en vez de los espantosos cuadrados, los aletines del color de la carrocería, dos discretos aleroncitos traseros y unas llantas de aleación ligera, Citroën obró el milagro. Interiormente, en cambio, este Visa renunció a sus principios. Hizo desaparecer los detalles clásicos de la marca, como el volante de un solo brazo y los satélites repletos de mandos que hacían que el puesto de conducción pareciese el de una nave espacial. Muchos los criticaron, pero los propietarios de un Visa se acostumbraban a ellos y les parecían cómodos. Eran parte de la personalidad del coche. - Para el Visa GTi, Citroën diseñó un interior mucho más clásico y deportivo. Colocó un atractivo volante de tres brazos y un aro más grueso que mejoraba el tacto. También le dotó de una instrumentación muy completa y fácil de leer. Una tapicería exclusiva terminó de convertir a este utilitario en un alegre deportivo. Eso sí, los asientos no eran del todo cómodos por culpa de una mala posición de anclado, que los hacía estar un poco hundidos de atrás. Puesto a poner pegas, lo único que se echaba de menos era el aire acondicionado… que no existía ni como opción. El Citroën Visa GTi, un deportivo único Aunque pueda parecer un problema, la carrocería de cinco puertas hizo único a este Citroën Visa GTi en su género. Unido al buen precio por ser de fabricación nacional (se construía en Vigo), este deportivo se convirtió en una opción interesante y atractiva a la hora de comprar un automóvil para el público joven, que además de sensaciones que satisficieran su carácter deportivo, conservaba el lado práctico del Citroën Visa. Mecánicamente, el Citroën Visa GTi se “aprovechaba” de su origen PSA. Citroën utilizó el tren delantero completo del Peugeot 205 GTI 1.6, más ancho de vía. Esto transformó absolutamente el carácter, el comportamiento y la apariencia externa. De entrada, hubo que poner unos aletines que cubrieran las ruedas, que sobresalían de la carrocería considerablemente. Además, la suspensión era más firme y 4 centímetros más baja que en las demás versiones, ayudando a un mejor agarre y menor balanceo de la carrocería en curva. El motor de cuatro cilindros del Peugeot 205 GTi era la guinda del pastel. De este motor, de 1,6 litros de cilindrada y 105 CV de potencia a 6.250 rpm, ya hay poco que comentar: era y sigue siendo una maravilla. Y, además, combinado con unas nuevas relaciones de cambio, algo más cortas que en el 205, hacían que el Citroën Visa GTi se moviera con gran soltura y alegría, pues pesaba sólo 870 kg, con lo que homologaba un 0 a 100 km/h en 9 segundos y una velocidad máxima cercana a los 180 km/h. El cambio, manual de 5 marchas, era rápido y preciso. En definitiva, muy efectivo. - Hasta aquí todo era de color de rosa. La parte trasera, en cambio, no pintaba tan bien. El eje trasero del Citroën Visa GTi era mucho más estrecho (12 cm) que el delantero. Esto no ayudaba estéticamente, ya que los aletines traseros son mucho menos abultados y descompensaban la línea general. Además desde un punto de vista de confort y comportamiento en la carretera, no era el mejor planteamiento. Pero a pesar de todo cumplía más que correctamente. También atrás, el maletero perdía gran parte de su capacidad al llevar alojada la rueda de repuesto dentro. Situada en los demás Visa en el compartimento del motor, en el GTi no cabía. Tampoco se pudo utilizar la solución del 205 de llevarlo debajo del maletero, por problemas de diseño. Citroën Visa GTi: su propietario Daniel Villas nació en el seno de una familia Citroënista. Su tío trabajó en la Citroën, lo que hizo que cada automóvil que adquiría la familia fuese de la marca. Su primer coche fue precisamente un Visa 1.7 RD que le traspasó su madre. Como a cualquier joven, a Daniel le hubiera gustado algo más potente y divertido que un viejo utilitario diésel de aquella época. Después de buscar durante años un GTi que se encontrara en buenas condiciones de estado y originalidad, en julio de 2011 encontró en Murcia el que sirve de base a este reportaje. Esta unidad se encontraba en un estado casi original. Lo trasladó a Madrid por carretera sin problema alguno. Destacaba el interior, en perfecto estado. Aquí no ha tenido nada que arreglar, lo único añadido es un autorradio moderno que, gracias a su carátula extraíble, no desentona en las fotos. - Lo primero que hizo Daniel fue pintarlo. Como no encontró un juego nuevo de aletines del color «fresa» original, tuvo que pintar los que tenía instalados, que alguno no era el correcto. Esto los hace más brillantes, pero es una buena solución si no se encuentran los originales. Mecánicamente parecía estar bien, pero al cambiar el vaso de expansión se fue rompiendo de todo, lo que hizo que se sustituyera o reparase prácticamente la totalidad de elementos mecánicos, excepto la suspensión. Esta no se encuentra en sus mejores condiciones, siendo la próxima obra pendiente de acometer (ya la tiene en mente) para dejar casi impecable este Visa GTi. Encontrar piezas es fácil, siempre que no sean las específicas del GTi. Comparte muchas con la C15, el resto de otros Visa y el Peugeot 205 GTI. Pero como busques unos faros, los aditamentos aerodinámicos específicos, llantas, tapicería o anagramas, hay que buscar un donante. En stock no queda nada. A Daniel le gusta su coche, especialmente por su homogeneidad. Le parece rápido y divertido, a la vez que útil. La única pega que le encuentra es el consumo, algo elevado. Daniel y yo, al igual que muchos aficionados, estamos de acuerdo en una cosa: el Citroën Visa GTi gana con los años. En definitiva, el Citroën Visa GTi fue siempre (y sigue siendo) un automóvil diferente. Sobre una base de utilitario puro y duro, el grupo PSA construyó un deportivo de aspecto cuestionable. Pero sus cualidades dinámicas y prácticas lo hicieron triunfar. Además, el hecho de estar fabricado en España le dotó de un precio más que competitivo. Hoy en día, su valor de cotización oscila entre los 2.500 y los 6.000 euros, en función de su estado y conservación. FUENTE: http://www.autopista.es/clasicos/articulo/citroen-visa-gti
  6. - - - - - Nuestro protagonista esta semana de la sección “Coches para el recuerdo” es el Renault Espace, todo un pionero. En 1984 revolucionó en Europa el automóvil con un concepto de vehículo familiar que hasta entonces no existía: el monovolumen. Esta es su historia… y sus mejores fotos. -
  7. Renault Espace: el coche pionero de un idea familiar Nuestro protagonista esta semana de la sección “Coches para el recuerdo” es el Renault Espace, todo un pionero. En 1984 revolucionó en Europa el automóvil con un concepto de vehículo familiar que hasta entonces no existía: el monovolumen. Esta es su historia… y sus mejores fotos. Coches para el recuerdo: Renault Espace - - - -