"El embarazo fué una auténtica angustia. La Víctima ya no sólo era yo, sino el hijo o hija q estaba esperando. a pesar de q por ese motivo extremé al máximo mi atención para no irritarle, no se redujeron las palizas; antes al contrario, creo q aumentó su frecuencia.
Por cualquier motivo, por una rotura de vaso, por una sonrisa a destiempo, por un descuido al preparar su ropa, y muchas de ellas por esta embarazada, por los inevitables síntomas de mi estado.
En una ocasión le pido permiso para abrir una lata de piña, para ponerme una rodaja de postre.´
Él lo interpreta como un odioso antojo de embarazada y me obliga a comerme el kilo de piña entero. Intento hacerlo pero después de tres o cuatro rodajas ya no me cabe más piña en el estómago. Hago todos los esfuerzos humanamente posibles por seguir. Sé que, si no lo hago, me pegará y temo q los golpes puedan afectar al feto. Con cada paliza q me ha dado ultimamente he sentido el mismo temor.
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Afortunadamente hasta ahora no me ha golpeado en la tripa y creo q el embarazo sigue su curso normal, exepto por lo delgada q stoy. Mis intentos son inútiles, estoy rebosando y es fisicamente imposible comer más piña. D. P me la mete en la boca a la fuerza. Vomito. Me obliga a comerme mi propio vómito del suelo y sus amenazas son tales q no tengo más remedio q obedecerle, pero devuelvo de nuevo.
Esta vez lo hago en el lavabo. Me lo ha aconsejado él, porque me ha jurado q me voy a a comer mi vómito de donde lo eche, así lo haga en el suelo o en el retrete.
Como y vomito en el lavabo una y otra vez sintiendo un asco indefinible. Mi organismo llega a un punto en el q es incapaz de deglutir nada. El esófago se me ha cerrado . No es mi voluntad. Seguiría comiendo mi vomitado del mismo retrete si con ello evitara me pegara en la tripa, pero no puedo.
Pierdo el conocimiento.
Me despierto y me está gritando q no finja q me he desmayado, mientras me golpea con la lata de piña, haciendome numerosos cortes. De alguno de ellos, en una mano y en una pierna, todavía hoy dan fé sendas cicatrices......."
Este es un fragmento del libro
Gritos silenciosos de Paula Zubiaur
es un relato real, y creo con un solo fragmento sobran las palabras