“Recuerdo como mi padre solía tocar la guitarra cada nochebuena”, con 10 años Mike Oldfield ya componía piezas instrumentales para guitarra acústica. Era de esperar que la música fuese importante en su vida, pero pasó a ser primordial por un hecho: “Vi en la tele a Bert Weedon cuando tenía 7 años y enseguida convencí a mi padre para que me comprara una guitarra”, se la compraron y en cuanto le daban vacaciones en el colegio se pasaba el día practicando y tocando con ella.
Algo más mayorcito formó con su hermana Sally The Sallyangie, con su hermano Terry, Barefeet, tocó el bajo con Kevin Ayers &The Whole World, la música clásica, las grandes bandas de jazz, Mike era una auténtica esponja adquiriendo conocimientos musicales, hasta que decidió ordenar todas sus ideas para crear una sinfonía usando todo tipo de instrumentos y además tocados por el mismo, desde un xilofón a un piano de cola, desde la guitarra clásica al órgano.
Un proyecto ambicioso pero para el que se preparaba constantemente, sin olvidar que al trabajar en Abbey Road pudo conversar con los Beatles y utilizar, yendo antes al trabajo, todos los instrumentos que allí encontraba para experimentar.
Mil ideas fluían por su cabeza que quedaron plasmadas en una maqueta que nadie se “arriesgaba” a publicar, así que decidió grabar otra y tras barajarse nombres como “Opus One” o “Breakfast in Bed”, finalmente adoptaría el nombre de “Tubullar bells”.
Mike tocó en él más de 20 instrumentos y se grabaron aproximadamente 2.000 cintas de prueba y ante aquel álbum la respuesta fue unánime, era un disco magistral.
Como dijo alguien un disco que “combina lógica con sorpresa, sol con lluvia”. Su debut no pudo ser mejor y a partir de ahí, podemos decir que Mike Oldfield ha sido un artista polifacético, más que un multi-instrumentista o compositor, es un creador de atmósferas, un innovador nato, un explorador, investigador de nuevos sonidos y texturas, tocando con su talento muy distintos géneros musicales y como no el “culpable” de habernos aterrorizado con la música de la película “El Exorcista”. Para Michael Gordon Oldfield, que nacía el 15 de mayo en Reading, Inglaterra, la composición musical siempre fue una constante obra en progreso, regida por leyes lógicas o emocionales”, trabajos como “Ommadawn”, “Incantations” o “Five Miles Out” así lo demuestran.
Este enamorado de las campanas, recordemos que en 1984 justo antes de sacar Discovery dono 300 libras para que la campana de Presteigne (Gales) se tocara cada noche, tal y como había perdido un comerciante lanero del siglo XVI en su testamento, ha demostrado al mundo que hay otras formas de crear música y están en éste.