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Estornino

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Todo lo publicado por Estornino

  1. Estaría bien que Rómulo TDI, que está por Gran Bretaña, nos contase si sus impresiones coinciden con esto!!!!
  2. Charles Fort, durante años se dedicó obstinadamente a reunir miles de datos donde cuenta de extrañas lluvias caídas en distintos sitios del planeta. Consiguió reunir más de 60 mil notas - todas extraídas de revistas y diarios muy renombrados - que daban cuenta de esas raras lluvias. En el archivo de Fort hay comprobadas lluvias de peces sobre Londres y otras ciudades, lluvias rojas, negras y amarillas, lluvia de ranas caída de enormes bloques de hielo (¡algunos del tamaño de un elefante!), lluvias de carne, de trozos de algodón, de lodo, de arena, y también de... sangre. " En el año 1800, en Seringapatam, en la India, se registraron (según la revista Nature del 1° de noviembre, anota Fort) una sucesión de lluvias de granizo. Durante una de ellas se encontraron dos piezas de hielo que tenían el tamaño de un elefante pequeño. Ese mismo año, informes del Instituto Smithsoniano revelan que en los EE.UU cayeron piedras de hielo de 2 y 3 kg. de peso". " El 27 de febrero de 1877 en Penchloch, Alemania, cayó una espesa lluvia amarilla, color oro, cuya materia tenía 3 formas distintas: semejaban una flecha, un grano de café y un disco. No se encontraron trazas de polen y la sustancia despedía un fuerte olor animal. El análisis químico reveló la presencia de nitrógeno y amoníaco. Charles Fort - en su obra "El libro de los condenados" al hablar de esta lluvia - dice: "Tal vez fueran símbolos jeroglíficos de alguien que intentaba decirnos algo". " El 14 de febrero de 1870, cayó en Génova, Italia según el profesor Beccardo, director del instituto Genovés de Física, citado por Fort, una sustancia amarilla que cubrió las calles, al punto de que era difícil caminar. Según se estimó, la cantidad de esta materia amarilla que cubrió Génova era de aproximadamente 100 mil toneladas". " El 30 de abril de 1887 se produjo una lluvia densa, ardiente, negra y pestilente. El mismo fenómeno se repitió el 9 de octubre de 1907 y el 2 de marzo de 1908. La "explicación" fue que se trataba de polvo de carbón que habría flotado en el aire desde las minas de Gales. Pero una lluvia similar se registró el 20 de enero de 1911 en Suiza y otra en el cabo de Buena Esperanza, el 5 de febrero de 1912. Según el reverendo James Rust una lluvia negra cayó en Slains, Escocia, el 14 de enero. Otra en Carluke, a 250 km. de Slains, el 1 de mayo. Y otros dos en este sitio el 20 de mayo de 1862 y el 21 de octubre de 1863. El informe químico identificó esta sustancia no como un producto volcánico o ceniza, sino como escoria de fundición". "Resulta imposible - dice Fort - imaginar que un producto artificial como es la escoria de hierro haya podido caer en tan grandes cantidades y en sitios tan distintos". Y agrega un dato sorprendente: El 9 de noviembre de 1819 cayó una lluvia negra de escoria de metal sobre una vasta zona de Canadá. Esta lluvia fue acompañada de una sacudida sísmica y de una intensa oscuridad aunque era pleno día. No sólo caen - según Fort - diversos colores desde el cielo. En ciertos momentos de la historia, y en los más variados lugares, se produjo la precipitación de sustancias realmente increíbles. " El 13 de agosto de 1819 en la ciudad de Amherst, en Massachusetts, un objeto misterioso, recubierto de una pelusilla como la que se encuentra en la fábrica de paños, se abatió contra el suelo. Separada la pelusa apareció una sustancia pulposa de color amarillento que despidiendo un olor muy nauseabundo, se volvió de color rojo vivo por el simple contacto con el aire". " En Londres, la tarde del 5 de mayo de 1848, cayó una lluvia extrañísima. Traducida textualmente la nota de Charles Fort dice la siguiente: "A las 5 de la tarde el cielo estaba apacible sobre la ciudad de Londres. De pronto sin previo aviso, comenzó a soplar un fuerte vendaval que hizo volar a toldos y sombreros. El sol se apagó y una oscuridad densa se desplomó sobre la ciudad. Apenas se podía ver a dos pasos. A partir de ese momento comenzó a caer desde la alto un copioso chubasco de agua y peces. Durante casi 1 hora cayeron miles y miles de pequeños peces de una 15 cm de largo, de color plateado y grandes aletas. Examinados por los expertos no pudieron ser reconocidos. Se enviaron muestras a todas las Universidades de Inglaterra y ninguna pudo decir de que especie eran esos peces. Finalmente, una comunicación llegada desde el Cairo y firmada por el decano de la facultad de ciencias naturales de esa ciudad informó que esos peces correspondían a una especie de agua dulce que prolifera en el mar de Galilea. No se pudo explicar cómo habían caído sobre Londres esos peces que los palestinos llaman Pez de San Pedro". " En agosto de 1894 , miles de medusas , grandes como un chelín , fueron señaladas sobre la ciudad de Bath, en Inglaterra. En el mismo momento no lejos de ahí, en Wigan, cayó una lluvia de pequeñas ranitas." " En una nota tomada de Comptes Rendus, Fort anota que la "sustancia negra caída en Entre Ríos, Argentina, el 30 de junio de 1880 recuerda a ciertas formas de lignito". Es de color negro verdusco, similar a otras que se precipitaron en Francia (1868), Australia (1861), India (1867) y Portugal (1902). Tras la muerte de Charles Fort las lluvias acontecidas fueron más insólitas que las que describió: Chaparrones de tela de araña mojando pueblos y ciudades, están desconcertando a meteorólogos del mundo entero, que no obtienen explicación a tan inusual y original fenómeno. La caída más frecuente es la de trozos de hielo, que en algunas ocasiones pesan 45 kg. A estos le siguen las de ranas, peces y cangrejos, que parecen preferir ambientes fríos como los del norte de Gran Bretaña para caer. Cabe señalar un suceso muy raro ocurrido un atardecer de verano de 1969: los ventanales de una hostería de los Alpes alemanes próxima a Oberstdorf fueron literalmente destrozados por una lluvia de monedas antiguas, en especial rupias, maravedíes y piastras. El violento chaparrón paleomonetario se repitió a la mañana siguiente, y atrajo a numerosos curiosos a la zona. La policía destacó en el lugar a 4 patrulleros y una unidad de perros especializados que rastrearon la zona sin encontrar pista alguna sobre el extraño ataque. Los dueños del establecimiento declararon que durante las 2 precipitaciones de monedas se oyeron voces en lenguas extrañas, que algunos huéspedes interpretaron como griego antiguo y otros como sánscrito. Quiero hacer mención de un caso ocurrido en Argentina (Buenos Aires), hace más de 45 años - con exactitud no poseo la fecha - según testimonios de personas que presenciaron el fenómeno: "Una lluvia de ranas en estado de congelación - como dentro de cubitos de hielo - cayó sobre la Capital Federal. No sólo cayeron ranas sino también rosa y flores en el mismo estado de congelación que las ranas..." Siguiendo un poco con más sucesos en el mundo: Durante 4 años, en la década de 1980, la población de Evans, Colorado (EE.UU), vio caer del cielo millones de granos de maíz , semilla que nadie cultivaba en 10 km. a la redonda. El fenómeno, aunque suene increíble, tuvo antecedentes documentados en Winchester, Inglaterra, y en otras partes del mundo. Pero si consideramos a esta lluvia insólita... ¿qué podemos decir cuando son sapos, ranas y peces los involucrados? Como el caso ocurrido el 31 de marzo de 1977: Se desató una fuerte tormenta en Ohio, en los EE.UU. Luego de la misma, todos los jardines y espacios abiertos de la ciudad aparecieron cubiertos por sapos pequeños del tamaño de una uña. En los primeros días de julio de 1979, la agencia soviética de noticias Tass - poco amiga de dar informes sensacionalistas - comunicó que una tormenta dejó caer millones de ranas sobre un poblado llamado Dargan-ata cerca del mar Aral. En este caso, la ciencia soviética intentó explicar el fenómeno argumentando que un remolino había succionado toda clase de objetos y animales de pequeño tamaño, llevándolos hasta las nubes. Este tipo de relatos no es nuevo. Si nos remitimos a la Biblia, la descripción del Gran Exodo explica que el río "crió ranas", que entraron a todas las casas y subieron a las camas y a las mesas, cubrieron toda la tierra de Egipto, hasta el palacio del Faraón. Tampoco hubo explicación para la lluvia conjunta de sapos y ranas el 30 de junio de 1892. La explicación de trombas que succionan los animales y los depositan a la distancia dejan sin responder cientos de preguntas, siendo la más evidente la relativa a la "selectividad" de los tornados, que parecen elegir sapos y no ranas, o al revés y, casi nunca ningún otro tipo de animal. Además, ¿de qué manera los anfibios transportados por el viento son depositados en las nubes, y desde allí, redistribuidos por la lluvia? Hoy en día este increíble fenómeno no ha sido explicado. Si Fort viviera en esta época, gracias a los avances de la tecnología, lo que siempre muchos, no todos, tomaron como una leyenda o producto de la imaginación colectiva, ahora empezaría a ofrecer testimonios concretos, como fotografías y mayormente filmaciones. Esta prueba ante fenómenos de insólita naturaleza es más que contundente por lo general. (Cuidado q no caiga un camión encima jejeje ) - Parece lo lógico y natural que de las nubes no pueda caer sino agua, ya sea en forma líquida, ya de nieve o de granizo. Pero lo cierto es que a lo largo de los siglos y en diversas zonas geográficas se han producido lluvias absurdas de judías y guisantes, de piedras, de carne, de sangre... de peces y de ranas, de gusanos, lagartijas y serpientes de cascabel. Y de extrañas sustancias fibrosas que se han llamado “cabello de ángel” o “cabello de la Virgen”, de cilindros metálicos, de grandes piezas metálicas o de materiales extraños... - En Italia, se dice que en el año 180 llovió leche y trigo en gran cantidad. - En el año 458, según Julius Obsequens, llovió en Italia también carne, en grandes y pequeños trozos, los cuales quedaron sobre el suelo durante mucho tiempo sin pudrirse y sin cambiar de color ni de olor. - Dice Lycosthenes que en Sajonia se produjo una vez una lluvia de peces y que, en tiempos del emperador Ludovico, durante tres días y tres noches, llovió sangre. - En el año 989, bajo el reinado del emperador Otón. Tercero de este nombre, dicen las crónicas que llovió trigo. Ese mismo año cayó nieve roja como sangre cerca de Venecia. - En 1551 llovió otra vez sangre sobre los techos de Lisboa, los techos más dorados del mundo. Gheyselinck recuerda haber contemplado una lluvia de sangre en 1926, en el Norte de Italia. «No era otra cosa -nos dice muy seguro- que la precipitación de las lluvias, de polvo de hierro, color rojo pardo, traído por el viento desde el Norte de Africa. Pero las gentes sencillas creyeron ver en ello una advertencia celeste de futuras desgracias.» Sin embargo, hace ya más de un siglo que se logró demostrar, por ejemplo, que este raro fenómeno de la lluvia colorada no tenía nada que ver con dichas sangrientas contiendas, ya que no eran sino extrañas precipitaciones de semillas, precisamente de polen raramente coloreado por azufre y producidas bajo muy concretas y determinadas circunstancias barométricas y estacionales. - En 1565, llovió gran cantidad de sangre en el obispado de Dole. Igualmente ocurrió en el mismo año, en el mes de junio, en Inglaterra. - Relatos contemporáneos hablan de un chaparrón en Bergen, en 1578, de ratones amarillos. - En 1873 cayeron grandes piedras de granizo... “lentamente” cerca de Clermont-ferrand. - En Iowa, en junio de 1882, durante una tormenta de nieve, cayeron bloques de hielo que contenían pequeñas ranas. - En 1890 cayó una lluvia roja sobre Terranova. - En Birmingham, en junio de 1892 cayeron pequeños sapos, en su mayoría ¡de color blanco! - Aquel mismo año llovieron miles de mejillones en Paderborn. - Una lluvia de carne y sangre se produjo sobre Sao Paulo en 1968. - Y en este mismo año, hubo en la isla indonesia de Lambock una lluvia de ratas, sobre las tierras de arroz. ¡Caían en grupos de siete, dirigidas, al parecer, por una enorme rata blanca! - Cientos de patos muertos inundaron las calles en Maryland, en julio de 1969. - En 1980 llovieron cascadas de ranas sobre Atenas. Y en 1988 llovieron igualmente ranas en el pueblo de Frías de Albarracín (Teruel). Después de una fuerte tormenta, las calles de la localidad se vieron.invadidas durante dos días por pequeños batracios pardos. Se recuerda en el lugar que bastantes años antes llovieron también ranas, pero entonces cayeron congeladas con el granizo. El 16 de febrero de 1861, un violento sismo sacudió la isla de Singapur. Durante los seis días siguientes llovió de forma torrencial. En la mañana del 22, después de un último y furioso chaparrón, paró de llover. A las 10 de la mañana salió el sol y desde mi ventana vi gran número de malayos y chinos llenando cestos de peces que recogían en los charcos de agua que cubrían el terreno. Cuando pregunté por el origen de los peces, respondieron que habían caído del cielo. Tres días después, cuando los charcos se secaron, encontramos muchos peces muertos. (Relatado por Francois de Castelnau, un naturalista francés que se encontraba en la isla) El doctor A.D. Bajkov, marino y científico norteamericano, tuvo más suerte. El 23 de octubre de 1947 estaba desayunando con su esposa en un café de Marksville (Louisiana. Estados Unidos), cuando poco después de un chaparrón notó que había peces tirados en la calle: "peces sol, pececillos de ojos grandes y róbalos negros de hasta 23 cm de longitud". Se encontraron más peces en los techos, fríos y muertos, pero aptos para el consumo. El señor Joan Ribet, labrador originario de Montgat (Barcelona), afirma haber presenciado en su juventud un insólito chaparrón que se abatió sobre la localidad de Granollers: además de peces, cayeron otras clases de animales (ranas, insectos, etc.), y el suelo quedó cubierto por una capa de barro de unos 30 cm de espesor. "Entonces -dice el señor Ribet- se comentó que una tromba había absorbido agua de algún pantano y la había soltado sobre Granollers. Pero realmente fue un hecho muy extraño.» En 1979 un periodista británico reunió información sobre un fenómeno análogo acaecido en Mountain Ash, Gales, el 9 de febrero de 1859. Por lo visto, John Lewis, que estaba trabajando en un aserradero, quedó atónito cuando hacia las 11 de la mañana fue golpeado por pequeños objetos que caían del cielo. Uno de los objetos se coló por el cuello de su camisa. Cuando metí la mano me quedé sorprendido al descubrir que era un pececito. El suelo también estaba cubierto de ellos. Me quité el sombrero; el ala estaba llena de peces. Saltaban por todas partes... Mis compañeros y yo podríamos haber llenado cubos de ellos... En un caso ocurrido en Kent, en 1966, se dijo que los peces cayeron en un campo determinado y no en ninguno de los contiguos. La mayor parte de las lluvias, de hecho, parecen seguir esta pauta. Quizá el ejemplo más extremo de estas ordenadas lluvias de peces tuvo lugar al sur de Calcuta, el 20 de septiembre de 1839. Un testigo presencial dijo: Lo que más extraño me pareció fue que los peces no caían al azar... sino en línea recta, de no más de un cúbito (medida antigua, derivada de la longitud del antebrazo) de ancho. Quizás sea aún más extraordinario el caso de Essen, Alemania, en 1896, donde una carpa cayó del cielo durante una tormenta, metida en un bloque de hielo. En este caso, el pez tuvo que haber sido mantenido en lo alto por corrientes de aire verticales el tiempo suficiente para transformarse en el núcleo de una enorme piedra de granizo. En Feridpoor, India, por ejemplo, en 1830 cayeron dos especies de peces, una más grande y pesada que la otra. Del mismo modo, peces cuya longitud oscilaba entre los 15 y los 30 cm cayeron en varios jardines de Ess.., el 12 de agosto de 1968, según informaron los periódicos del día siguiente. Una de las explicaciones más plausibles es que son causadas por tornados, trombas marinas o torbellinos, que levantan hasta las nubes el agua del mar con sus correspondientes peces y los sueltan sobre tierra firme. En las lluvias de otros animales e insectos existe la tendencia a que caiga una sola especie cada vez. Pero las pruebas disponibles acerca de las lluvias de peces muestran que pueden ser divididas en grupos más o menos iguales, entre lluvias de una sola especie y lluvias mixtas. En una sola lluvia se han identificado hasta seis especies diferentes, reforzando la idea de que el fenómeno es causado por trombas que absorben agua al azar en mares y lagos. Extrañas formaciones de larvas cayeron en una tormenta de nieve. (Silesia, Enero, 1804) Nube que apreció en un día claro, dejando caer algunos pequeños sapos (Tolousse, agosto, 1804) Grandes insectos negros cayeron en una tormenta de nieve (Pakrroff, Diciembre, 1827) Mosquitos y pulgas cayeron en una fuerte tormenta de nieve (Oremburg, Diciembre, 1830) Después de una lluvia torrencial, peces muertos y secos fueron encontrados en las calles (Futlepoor, Mayo, 1833) M. Mauday, director del Museo de Historia natural de Poitiers, vio algunos sapos caer con una fuerte lluvia (Versailles, Junio, 1833) Después de una tormenta de truenos, algunos lagartos grises fueron encontrados en las calles (Montreal, Diciembre, 1857) Después de una tormenta de truenos, fueron encontradas ranas empotradas en las piedras (Pontiac, Julio, 1864) Después de la caída de un meteorito, se encontraron algunos peces muertos cerca del lugar (Perú, Febrero, 1871) Después de una lluvia torrencial, fueron encontradas percas en las calles, pero no se encontraron ni en los tejados, ni en las cisternas. (Charleville, Noviembre, 1947) Cientos de patos muertos inundaron las calles. Los periodistas dijeron que los pájaros sufrieron daños antes que se golpearan en el suelo (Maryland, Julio, 1969) Dentro de bloques de hielo, cayeron patos (Mar del Norte; Marzo, 1974) Una "bomba de hielo" de 22 kilos cayó en una tormenta (Fulham, Enero, 1975) Un gran bloque de hielo cayó sobre un coche y desde esa fecha se repitió este hecho en diferentes partes de la Península Ibérica (Tocina, Enero, 2000) Desde tiempos bíblicos se ha relatado que del cielo caían insectos, incluso uno de ellos con plagas.. Yo recuerdo, que en San Fernando, sobre 1984, estaba viendo Un, Dos ,Tres cuando lo presentaba Maria Gómez Kemp (no recuerdo ) y cayó un fuerte chubasco con granizo, pero además de eso, cuando escampó se vió que cayó millones de mosquitos grandes (como si fueran trasnportada desde Norte de África en una masa nubosa) cuando escampó y salió la luna que estaba llena, estaba plagado de mosquitos con una calma impresionante (y eso era en Ivierno) Y muchos entendidos del tema se pregutan esto: ¿Fue un fenómeno semejante a éste el descrito en el Éxodo bíblico, presentado como una más de las muchas plagas que se abatieron sobre los egipcios? El 21 de octubre de 1638, una fuerte tormenta estalló sobre la aldea inglesa de Widecombe-in-the-Moor, en el Devon, y una bola de fuego penetró en la iglesia. Destrozó el campanario y gran parte del edificio y causó heridas a 62 personas y la muerte de 4. Dicen las crónicas de la época que se extendió por el templo una espantosa fetidez que hizo pensar en la intervención del mismo Satanás. Muchos años antes de que esto sucediera, el 15 de octubre de 1090, el campanario de una iglesia de Winchcomb, Gloucestershire, fue golpeado por una bola de fuego que abrió en el muro un orificio grande como un hombre. Destrozó la cabeza y la pierna derecha de un Cristo crucificado. Siguió a esto una espantosa pestilencia, y así lo dejó escrito el historiador William de Malmesbury en sus Crónicas de los reyes de Inglaterra. Más extraordinario sería lo sucedido el 10 de enero de 1877 en Memphis, Tennessee, que mereció una nota de la revista Scientific American del siguiente mes. Cayeron del cielo miles de serpientes cuya longitud oscilaba entre los 30 y los 45 centímetros. Charles Fort declaró que solamente supo de cuatro casos semejantes, frente a los 294 conocidos de ranas y peces. Por fortuna, las serpientes de Memphis no eran venenosas. Informó el Buffalo Sunday Courier del 13 de enero de 1878: unos días antes cayó sobre Lockport, en el estado de Nueva York, una lluvia de lombrices, después de una nevada copiosa. Eran miles las lombrices y desaparecieron a los pocos minutos. Seguramente, se metieron bajo tierra, porque seguían con vida. El New York Times del 2 de septiembre de 1878 informó sobre la lluvia de peces que cayó en Chico, California, en un día claro. Arthur Porter, que vivía en Lismore Showgronds, suburbio de Sydney, en Australia, descubrió el jueves 31 de enero de 1973 que la víspera llovieron unos 200 peces sobre su casa, largos de 15 centímetros. Estaban aún con vida unos y golpeados otros, como si hubieran caído desde muy alto. En el 70 aniversario del viajero, Peter Mundy (explorador), escribió en una visita a Weymouth, Massachussetts en 1635: "Cuando venía hacia la ladera de Weymouth, hallé sobre la hierba multitud de pequeñas de coonchas de caracoles de forma de cono. La gente decía ellos vieron caer fuera de Ayre, además caía sobre sus sumbreros cuando andaba por el campo. Lo más parecido a esto, son la lluvia de pequeñas ranas en la Isla de Jersey" El 3 de septiembre de 1969 cayeron del cielo numerosas pelotas de golf sobre Punta Gorda, Florida, y estuvieron rebotando por las calles. El teniente Clarence Walter, de la policía local, investigó en el Club de Golf. Nada obtuvo en claro, fuera de enterarse de que también llovieron pelotas de golf en diversos puntos de la región. Esta curiosa lluvia no se compara con otra que cayó, en julio de 1984, en el jardín de una casa de Lakewood, California. Sólo cayó un objeto, de 10 kilogramos de peso, lanzando un agudo silbido, y fue a abrir un cráter de 1,20 metros de profundidad en el jardín de la casa de Fred Simmons. Se creyó que lo habían dejado caer desde un avión, pero no fue así. El objeto era un cohete que fue lanzado al espacio después de la II Guerra Mundial. Cómo tardó tantos años en alcanzar el suelo, fue este fenómeno un misterio que nadie supo explicar. Siendo las 6 de la mañana del 11 de julio de 1979, un ruido ensordecedor despertó a los vecinos de Sioux Falls, Dakota del Sur. Creyeron que se trataba de los restos de un satélite artificial caído a tierra. Estaban en un error. Era una bola de color naranja, de 8 kilogramos, semejante a las que sirven para jugar a los bolos. El objeto no procedía de ningún satélite artificial ni de ningún avión. Unos niños que jugaban en el rancho Hislop, en Grove City, Ohio, acababan de abandonar la casa, el 4 de marzo de 1983, cuando cayó del cielo un objeto. Era un pedazo de bronce con incrustaciones de carbono, de kilo y medio de peso y 15 centímetros. Los muchachos fueron a tocarlo. Estaba quemando. También en este caso se confirmó que ningún avión lo había dejado caer. Esto sucedió en cerca de 2:30 P.M. de mayo el 3 de 2004. "Mi hija y yo nos sentábamos afuera por la piscina en nuestra casa de verano en la playa de Júpiter, Florida, cuando comenzó a precipitar, que es común en la Florida por las tardes debido a la humedad. Miraba hacia fuera a través de la ventana de la cocina y vi estos pequeños insectos finos, negros, extraños del palillo uno por uno que aterrizaban en la tierra y que se movían y que se arrastraban. Llovió centenares sobre centenares de ellos en la piscina donde nadaban. Curioso talayot En otra exposición os pondré las explicaiones de expertos en el tema, como aquellos aeolitos, lluvia de sapos, insectos incluso de piedras... ------------------ Explicaciones científicas de estos hechos ------------------ Explicación clásica: TORBELLINOS Y TROMBAS MARINAS La clásica explicación de la mayoría de las lluvias insólitas es que todo lo que cae fue antes absorbido por un torbellino o una tromba marina. Además de ser la explicación más lógica, la tesis del torbellino se basa en algunas pruebas de peso, fruto de la observación. Vea espectacular torbellino de arena (la imagen es extensa) Por la atmósfera circulan constantemente una gran variedad de pequeños organismos y restos vegetales y animales. En muestras de aire recogidas con aspiradores especialmente diseñados se han encontrado esporas de hongo , musgo, líquenes y algas , huevos de insecto, bacterias, escamas de alas, pelos y trozos de plumas. Aunque para levantar del suelo esas pequeñas partículas no haga falta mucha energía, los grandes torbellinos, tornados y trombas marinas generan corrientes ascendentes de una fuerza enorme. En el embudo de un tornado los vientos pueden girar a velocidades de 270 a 480 kilómetros por hora y producir una presión de más de 135 kilos por cada 10 centímetros cuadrados sobre todo cuanto encuentren en su camino. Por Marçal Trias (Metar) Semejante fuerza es más que adecuada para algunas de las más impresionantes estadísticas sobre tornados. Por ejemplo, el 22 de abril de 1883, en Beuregard (Mississippi), un tornado se llevó volando a 275 metros el tornillo de 300 kilos de una prensa de algodón. Lluvia de "sangre" en Provenza. Julio de 1608. En Walterborough (Carolina del Sur), una viga de madera de 270 kilos fue arrastrada 400 metros por el tornado del 16 de abril de 1875, y un gallinero de 35 kilos más de 6 kilómetros. Y en el tornado del 4 de junio de 1877, en Mont Carmel (Illinois), la aguja de una iglesia fue llevada por los aires 25 kilómetros. La acción de las trombas marinas ha sido observada con menos frecuencia que las de los torbellinos, pero también han hecho cosas extraordinarias. Por ejemplo, en Christiansten (Noruega), el puerto fue una vez casi vaciado de ese modo, y, en menor escala se sabe de estanques que quedaron secos. Durante una tormenta en el lago Bassenthwaitre (Inglaterra) se vio como los peces eran lanzados a tierra. En la medida en que la energía generada por los torbellinos basta para levantar hasta el cielo lo que se ha visto cae de él, la explicación parece acertada, e indudablemente da cuenta de algunas lluvias insólitas. Sin embargo esta teoría suscita preguntas interesantes. Por ejemplo, ¿cómo se las arreglan torbellinos y trombas para ser tan selectivos? Las cosas que caen del cielo suelen estar perfectamente clasificadas: en un determinado chaparrón caen solo peces, o sólo ranas, o sólo piedras, y además sólo peces de cierta especie o ranas de cierta edad. Pero torbellinos y trombas barren cuanto encuentran a su paso. ¿Por qué entonces no hay lluvia de seres y despojos surtidos, por ejemplo barro y algas junto con los peces? Si damos por supuesto algún mecanismo de selección aéreo –por ejemplo, de acuerdo con el peso y la aerodinámica de los objetos--, sería de esperar que cayesen chaparrones variados –peces aquí, barro allí, algas más allá-- en la misma zona y más o menos al mismo tiempo; pero esto no sucede. ¿Cómo, entonces, sobreviven los peces y otras criaturas a los rigores del transporte por el torbellino? La teoría de los torbellinos y trombas exige creer, primero, que los peces, que a menudo caen vivos a considerable distancia de su aparente punto de origen, pueden sobrevivir por un período indefinidamente largo en la saturada atmósfera de una nube de lluvia. Segundo, que fuerzas lo bastante poderosas para sacar peces, ranas, sapos, anguilas y serpientes de su hábitat normal y lanzarlos al cielo no bastan para inferirles daños físicos, y que los repentinos cambios de temperatura y presión son igualmente inofensivos. Aunque tales teorías pueden apelar al sentido común, carecen de pruebas firmes que las apoyen. Queda por último la pregunta de cómo pueden los torbellinos cernerse sobre un lugar o regresar a él. Dado que la característica más permanente del viento es el movimiento, y el mover cuanto viaja en él, la teoría del torbellino no explica los numerosos casos en que las mismas cosas caen repetidamente en el mismo sitio, como si procediesen de algún lugar fijo del cielo. En el umbral del segundo aniversario del fenómeno de las extrañas lluvias de piedras de hielo que azotó numerosos puntos de España en enero de 2000, una obra de recopilación documental sobre el tema saldrá a la luz subvencionada por la Fundación Anomalía. “Hidroaerolitos: el enigma que cayó del cielo” será el título de la monografía que se está culminando bajo la dirección del ingeniero de telecomunicaciones Manuel Borraz, a quien se ha concedido la Beca “Universitas”, patrocinada por la Fundación, cuyo Patronato se reunió en Valencia del 1 al 4 de noviembre. De este modo, el misterio que impactó a muchos españoles y medios de comunicación, que motivó explicaciones esotéricas y que fue blanco de bromas y especulaciones, aspira a ser puesto en su contexto histórico real en esta próxima publicación. Este controvertido episodio, que se reprodujo seguidamente en Italia y Holanda, tuvo en un principio la simple calificación periodística de bloques de hielo, pero en el seno de esta entidad sin afán de lucro se le otorgó la denominación de “hidroaerolitos”. Manuel Borraz, que lidera este proyecto, anticipó que uno de los objetivos de esta obra colectiva será reflejar el estado actual de la cuestión acerca del origen o procedencia de esas masas de hielo que cayeron en gran número de localidades aisladas. Como es notorio, muchos de esos sucesos se demostraron fraudulentos. Si bien hubo expertos que vislumbraban la posibilidad de que tuvieran un origen meteorológico ordinario como el granizo o bien se debiera a la producción de hielo en los aviones, este fenómeno logró interesar a la comunidad científica en la que hubo un intenso debate, todavía no resuelto, materializado en la creación de un comité de investigación en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
  3. Siempre he oido este tipo de afirmaciones y la verdad es que cada vez lo pongo más en duda..... creo que estamos retrocediendo a marchas forzadas en infinidad de aspectos. Es algo que pienso hace mucho tiempo, y ahora me he puesto a escribir este post porque acabo de tener una charla por MSG con una amiga que lleva varios días de vacaciones en Glasgow (Reino Unido) con una amiga que vive allí hace 9 años. Dicha amiga trabaja en una gestoría como administrativa, vamos que su trabajo tampoco es de dirección y su sueldo traducido a Eutos pasa de los 4000 mensuales entre pagas extraordinarias y tal. Se ha comprado una pequeña casa unifamiliar a 2 paradas de tren de Glasgow centro en una zona residencial con jardín y todos los servicios. Tiene 90m2, salón con chimena, trastero y garaje. La compró hace 2 años y le costó el equivalente a 25 millones de pts la casa con el terreno. Mi amiga me ha estado contando sobre sus andanzas estos días por Glasgow y el nivel de precios no le parece mucho mayor que en Bilbao. Es mayor si, pero un 20 o un 30% más como mucho. Mientras que el sueldo es casi el triple. En fin que no se lo que pensaréis del tema, pero creo que con Zapatero cada vez somos más pringaos. S2
  4. Termodinámica del botijo Entre las más antiguas actividades del hombre, encontramos el trabajo del barro, cocido o no, con fines utilitarios. Labor antiquísima, ésta de amasar el barro y que trae el recuerdo de las primeras páginas de la Biblia. Con carácter general podemos decir que cuando el hombre se hace sedentario, aparecen indicios de cerámica. La Arqueología busca con avidez estos restos cerámicos con que nos encontramos al cabo de milenios, reliquias de forma de vida, y ¿por qué no?, de climas pretéritos. La aparición de tales residuos debajo de una extensa y gruesa capa sedimentaria, es señal aceptada por muchos arqueólogos de indicios de formas de vida humana antediluvianas. La arcilla trabajada y moldeada tiene algo de entrañable para toda persona medianamente sensible. Nos gusta la cerámica, entre otras cosas, por su fragilidad. No todo el mundo es capaz de emocionarse ante una sólida escultura de hierro, o ante esas formas de acero inoxidable que encontramos en el Arte Abstracto; es quizá más asequible a muchos el frágil barro moldeado. Por otra parte, a través de las labores cerámicas, podemos intuir formas de vida pretéritas, costumbres, modos humanos de comunicación y también, formas de interrelación entre el hombre y su medio, lo cual, está a un paso del conocimiento del clima. Los restos cerámicos son frágiles, como hemos dicho, pero a la vez perdurables como pocas cosas. Los fragmentos, si no son quebrados de nuevo pueden permanecer invariables siglos y siglos bajo la tierra. LA MATERIA PRIMA La materia prima de la cerámica es la arcilla; se conoce generalmente por arcilla a sustancias terreas, naturales, de composición química de tipo silicato y que están caracterizadas por ser plásticas. Las arcillas, en su género, son rocas secundarias derivadas de las ígneas o primarias, por alteraciones tras enfriamiento, motivadas por agentes externos, tales como el agua, el viento, el anhídrido carbónico y otros. Muy frecuentemente estas rocas alteradas han sido arrastradas y depositadas en otros lugares por sedimentación. La composición química de las arcillas es muy variable de unos lugares a otros, pero básicamente son compuestos de oxigenados de silicio y aluminio, es decir, de los elementos más abundantes en la corteza terrestre. Por la acción del agua, a través de los siglos, sobre el feldespato (silicato alumínico potásico) se forma la caolinita, en la familia de las arcillas. Por otra parte, la arcilla no es una sustancia química, no tiene fórmula y en su composición, como en las rocas, forman parte numerosas especies químicas. Algunos autores (Sempere) distinguen seis tipos de arcillas: Graníticas (abundantes en el NW de la Península). Ocreas (Cataluña, parte Valencia y N. Portugal). Calcáreas (Andalucía, Castilla la Nueva, Baleares). Gredas (Aragón, Castilla la Vieja y Vascongadas). Ferruginosas (León, Extremadura y Portugal). Volcánicas (Canarias). Las arcillas más puras, los caolines o como se llamaban antiguamente las pastas blancas, debidamente tratadas sirven para elaborar porcelanas. Las graníticas, después de cocidas quedan en tonos claros. Las piezas de Moveros (Zamora) son típicas y en ellas se ven brillar los diminutos cristales de mica. Difícilmente admiten barnices. Las ocreas son arcillas sobre todo de litoral; de excelente plasticidad, quedan después de cocidas de un color ocre amarillento. En las calcáreas, no hace falta decir que en ellas abundan los silicatos cálcicos. Abundan en Valencia, pero se pueden encontrar en los sitios más dispersos de la Península. De estas arcillas salen piezas tan famosas como las de Manises, Alcora, Ribesalves, Puente del Arzobispo y en Portugal, en Alcobaca. Las piezas de alfarería más blancas proceden de las arcillas tipo greda. En ellas está prácticamente ausente el hierro y poseen tonos blanquísimos. Buen ejemplo son los botijos de Ocaña, las piezas de la Rambla en Córdoba, de Albox, etc. En los bodegones de Zurbarán encontramos bellas piezas de arcillas gredosas; son las ideales para hacer recipientes para el agua: botijos, jarras, cántaros que invitan a beber. Muy delicados en la cocción, pueden perderse hornadas enteras por haberse enfriado rápidamente. En el lado opuesto, están las arcillas ferruginosas. El cálido color rojizo fuerte delata la abundancia de óxidos de hierro. Quedan todavía antiguos obradores que laboran con arcillas rojas en las provincias de Valladolid, de Gerona, en Alba de Tormes, en Cespedosa del Tormes y sobre todo, en Salvatierra de los Barros, en Extremadura, de donde salen las piezas increíblemente suaves, aterciopeladas, de vivos colores que recuerdan los «lekitos» o las «crateras» griegos o romanas. Las cerámicas volcánicas ferro aluminosas, son muy especiales a la hora de su cocción. No resisten temperaturas muy elevadas, no admiten barnices y adquieren unos toscos colores rojizos oscuros, de singular belleza. La naturaleza de la materia prima impone un importante condicionante a las cerámicas locales, lo cual es una seria dificultad a la hora de relacionar la utilidad de las distintas cerámicas con determinados parámetros climatológicos, también locales. Por esta razón las consideraciones que hagamos a continuación, no podrán ser tomadas con absoluta generalidad y habrán de estar matizadas por condicionantes de las materias primas de cada lugar. TIPOS DE LABORES CERAMICAS Partiendo de la materia prima, arcilla, y de su tratamiento, podemos establecer tres tipos, de productos: a) De arcillas porosas. De arcillas parcialmente vitrificadas. c) De arcillas muy vitrificadas o porcelanas. Principalmente nos vamos a ocupar del primer grupo, es decir, las arcillas porosas. Estas pueden ser, sin baño (tierra cocida a bajas o altas temperaturas, refractarias, etc.) o bien, con barro, o alfarería vidriada, en sus diversas formas, tales como las mayólicas, la loza común o la loza fina en sus diferentes variedades. ANTECEDENTES DE LA CERAMICA PENINSULAR Aunque al parecer hay antecedentes antiquísimos de la cerámica peninsular, en general, se sitúa el origen de la cerámica en el Neolítico I; parece que llegó del Asia Menor, quizá a través de Francia y se han encontrado restos en Cataluña y Valencia; posteriormente apareció también en las costas del Sur. Las piezas son cuencos, tazas y vasos. Hacia el Neolítico II hay una gran transformación que alcanza toda la Península, y el foco de irradiación es precisamente Almería. Las formas son muy diversas, sin decorar. Y en los albores de la edad del Bronce, y también en Almería es donde se advierte el foco de extensión de la cerámica megalítica. El estilo que más se propagó y se extendió por toda Europa es el campaniforme con vasos y vasijas en forma de campana, posiblemente irradiada también desde Almería. En la búsqueda de nuestras raíces, en el campo de la cerámica, un jalón esencial es esta introducción de la estructura en forma de campana. Posteriormente, aparecerán diversas formas de escudillas, copas de pie, que florecerán en el estilo El Argar, también iniciado en Almería, que traerán tinajas, platos y otros utensilios con motivos decorados. Tinajas Sin detenernos en las técnicas y aportaciones romanas o visigodas, hay que hacer espacialísima mención a la influencia árabe en nuestra cerámica. Influencia decisiva, que incluso llega a nuestros días, en forma mucho más acusada de lo que pudiéramos pensar. Desde el siglo VIII hasta las influencias italianizantes en Talavera en el XVI, puede decirse que prácticamente la cerámica hispana es de inspiración musulmana. Esto es patente en las técnicas empleadas, en la decoración, en la diversificación de la producción y hasta en el vocabulario, que incorpora numerosas expresiones árabes: alfar, alfarería, albarelo, alicatado, aliceres, albañal, alcatifa, almajena, almela, almijara, alpetije, altabaque, cachifa, cántaro, damajuana. En la tecnología se introduce el horno árabe, que todavía se utiliza en nuestros días, y en la decoración desarrolla la cromatografía; la técnica de la cuerda seca, que se emplea por primera vez en Almería en el siglo X y tanto auge tendrá en Málaga, Granada y sobre todo en Sevilla, donde hoy todavía se emplea. Acaso el mayor refinamiento árabe en nuestra cerámica ha sido la ornamentación de reflejo metálico, que desaparecen en los comienzos del siglo XVII, con la expulsión de los moriscos; se ha intentado imitar, pero nunca igualar, no sólo en España sino en Inglaterra. Así como en el refinamiento de las labores cerámicas fue notoria la influencia y sobre todo la técnica árabe, no puede decirse lo mismo de las rudimentarias técnicas de la alfarería sin barnizar, de la cual, sobre todo en Andalucía oriental, subsisten muy reliquias de antiquísimas colonizaciones de la Península, como las algáricas, fenicias, griegas y más tardías, las romanas. Alfarería popular. Almacén de tinajas, macetas, cántaros. Desde finales del siglo XV como hemos apuntado, nuevos gustos soplan en la cerámica hispana. En primer lugar, son aires renacentistas los que renovarán los ámbitos no sólo artísticos, sino artesanales, técnicos y sobre todo, estéticos. Manises acusa el cambio, aún estando su industria bajo control morisco. Es con todo Talavera la estrella de esta época, aunque su esplendor es posterior al estallido renacentista. Los alfares talaveranos alcanzan fama general. Marineo Sículo en la primera mitad del XVI ensalza los barros vidriados en blanco y en verde. El Padre Ajofrin, algún tiempo después, afirma que las vajillas talaveranas son las mejores de España… «no ceden a las de Pisa». Como afirma Balbina Martínez Caviro, «ante todo, la cerámica de Talavera de la Reina es la cerámica de nuestro Siglo de Oro» y no exagera. Las labores talaveranas llegan a Indias y es una gozada hoy para el visitante, encontrar jarros, azulejos y otros trabajos talaveranos en el antiguo virreinato, en Nueva España y en otros lugares. Aún en el siglo XX, al inaugurarse la primera línea del ferrocarril metropolitano de Hispanoamérica, en Buenos Aires, para decorar la estación principal, la de Constitución, es llamado el último de los ceramistas gigantes talaveranos: Ruiz de Luna. Cántaro de una sola asa. En San Lorenzo de El Escorial, quedan todavía de los azulejos contratados por Fray Antonio de Villacastín. En muchas casas señoriales aparecen platos, vasos y jarras talaveranas, e incluso en la cerámica fina de Sevilla tuvo honda influencia Talavera. Y al hacer referencia a este punto, es forzoso el aludir a Puente del Arzobispo ya que sobre todo con miras retrospectivas, no siempre es sencillo el encontrar los límites de ambos centros, sobre todo cuando falta el verde característico de Puente. Aunque mucho menor que la italiana hay que citar también la influencia flamenca en Talavera; se aprecia en los motivos llamados de las «ferroneries», que imitan los trabajos en hierro y en cuero. En el siglo XVII llega a su zenit el gran florecimiento talaverano y de Puente. Abundan las formas policromadas; además del consabido azul, aparece el naranja, verde y los tonos obscuros del manganeso. Se repiten temas animales, trajes y tocados, figuras de caballeros e incluso hay una fase de influencia chinesca. El barroco deja profunda huella en nuestra cerámica. Con la llegada de los Borbones, se inicia el ocaso de Talavera. El Conde de Aranda funda una fábrica en Alcora, inspirada en gustos franceses. El Conde Aranda, Señor de Alcalaten, fué un tanto expeditivo en el reclutamiento de obre- ros para su fábrica, donde además impuso una disciplina y sobre todo, unas me- didas de productividad que hoy, presumiblemente, serían contestadas. La jorna- da de trabajo era de diez o de once horas, según la época del año. Dentro de la fábrica había una cárcel para los que trabajaran con escaso rendimiento. Las mujeres se empleaban en labores de decoración. Cualquier obrero al dirigirse al maestro, debía hacerlo con la gorra en la mano. En el área donde trabajaban los hombres estaba terminantemente prohibida la presencia de mujeres, excepto a la hora de comer, donde podrían hacerlo a la vez los conyuges. Naturalmente que la empresa fue hacia arriba velozmente. Sus productos alcanzaron gran difusión. Con la Real Fábrica de Porcelana del Buen Retiro, la Corte deja de precisar de Talavera. No obstante, los talaveranos no se rinden, y en esta época imitan con admirable éxito las labores de Alcora. Con la Guerra de la Independencia, se pierden la mayoría de los alfares talaveranos. Uno de los que se salvan es el de «La Menora», que hoy día todavía funciona. LA ALFARERIA DEL AGUA Para nuestra referencia a los temas de la aridez, vamos a referirnos en par- ticular a la alfarerfa llamada del agua, es decir la dedicada especialmente a almacenar o conservar agua en medianas o en pequeñas cantidades. Por extensión, esta «alfarerfa del agua» puede comprender la destinada al vino o a conservar granos. Se trata de la alfarería más sencilla y rudimentaria, generalmente sin vidriar, pero también puede estar vidriada y de la diferencia podemos sacar provechosas consecuencias. Por supuesto, que los grandes recipientes siempre se han fabricado sin vidriar; por excepción han podido ser de alguna manera impermeabilizados, con algún barniz o embadurnándolos con pez. Nunca se vidrian las grandes tinajas, hoy desaparecidas por completo. La última gran tinaja fabricada en España se realizó precisamente en Madrid, en Colmenar de Oreja, en el taller del famoso tinajero crespo. Quienes tengan interés por una hermosa tinaja no gigante, aún la pueden comprar en Crespo o en algún obrador de Villarrobledo, sera raro encontrarle en otro lugar. Cantaro Las grandes tinajas se han utilizado para conservar vino o agua. Hoy, los grandes depósitos de vino son de cemento y las tinajas han caído en desuso. La cerámica del agua va desapareciendo con la generalización del agua corriente en las casas y la proliferación de los horrendos envases de plástico. Ello ha supuesto un golpe casi mortal a la cerámica tradicional, pero a través de sus reliquias y de los pocos alfares aún abiertos, hoy podemos sacar interesantes deducciones. Prescindiendo de las grandes vasijas destinadas a almacenar o conservar grandes cantidades de líquido, vamos a referirnos a las de tipo mobiliario, es decir, que pueden ser transportadas con facilidad para atender a las necesidades de consumo, bien en casa o en el campo o pequeños viajes. Dentro de este grupo nos referiremos a: - Cántaros pequeños o medios. - Cantarillas de segador. - Botijos. - Jarros comunes. - Pequeñas jarras, porrones o similares. Vamos a detenernos en algunas consideraciones acerca de los efectos enfriantes de la alfarería porosa, o alfarería del agua. Recordemos antes algunos conceptos elementales de la termodinámica del aire. Botijos y cantaros vidriados y no vidriados. TEMPERATURA DEL AIRE Y DEL TERMOMETRO HUMEDO Las tablas psicrométricas, tan empleadas para el cálculo de los índices de humedad con precisión, es sabido que se basan en la depresión del termómetro húmedo, es decir, en el enfriamiento de una superficie húmeda debido a la evaporación del agua. Esta depresión es nula cuando el aire está saturado de humedad y es máxima en el aire completamente seco, aunque la sequedad total nunca se da en la atmósfera libre. Este es el fundamento del botijo, que para ser eficiente requiere dos co- sas: transpirar y encontrarse en un ambiente seco. Podemos señalar tambien que las más eficientes alfarerías, en cuanto al enfriamiento del agua contenida, las encontramos precisamente en las áreas más secas o al menos con periodos secos más acusados. En cambio, en la España húmeda, la tecnología del botijo es más deficiente para dar paso a otras motivaciones cerámicas: la ornamentación y cierta diversificación. Recordemos que la temperatura llamada del termómetro húmedo, es la más baja temperatura a que puede llegar el aire por evaporación del agua en su seno. Con gran aproximación se mide en el psicrómetro, ventilando bien el termómetro húmedo, y suponiendo que la entalpía consumida en la evaporación se emplea en hacer descender el termómetro, cosa que no ocurre cuando el botijo se deja bajo un finísimo chorrillo de agua. El concepto opuesto es la temperatura equivalente; es la máxima a que puede llegar el aire por condensación de vapor en su seno. Si llamamos «t» a la temperatura del aire, «te» a la temperatura equivalente, «t’» a la del termómetro húmedo, «cp» calor específico a presión constante, «m» la proporción de mezcla, «M» al valor de la saturación y «L» es calor latente de vaporización (variable, del orden de 600 cal/gramo) «L´» a la temperatura «t’», Para el cálculo de la presión de vapor y de la humedad relativa, partiendo del psicrómetro se emplea la fórmula de Sprung: Para la eficiencia del botijo hemos de repetir que la entalpía consumida por evaporación lo sea a costa de enfriar el agua almacenada. Factor importantísimo es el valor de la humedad. Veamos algunos casos concretos: Sea un lugar con t = 31º, h = 30% y presión de 1.000 mb. La temperatura de rocío será tx = 12º, t’= 19º. Es decir el botijo, teóricamente podría enfriar, como máximo hasta los 19º. Supongamos que la humedad sea del 20%. Nos daría una temperatura de rocío tx = 6º y t’ = 16,5º. En cambio, si en un lugar fresco, supongamos en Santander, hay en agosto unas condiciones de t = 24º, h = 80%, se tendría tx = 20º, t’ = 22º, aproximadamente. En la práctica, estos rendimientos de los cántaros no llegan a los valores teóricos por efecto del calor de conducción. Una ventaja adicional que ofrece el uso del botijo casero, es la de poder identificar las tormentas de masa de las frontales. Como recuerda F. Morán (Ter.At., 121), en las tormentas de calor puede bajar mucho la temperatura «t», pero si no hay cambio de masa, no varía «t’». Por tanto una prospección termométrica de la temperatura del cántaro o del botijo puede dar una indicación acerca de si una tormenta es algo pasajero, o con el paso de un frente, anuncia un cambio más profundo. CONSIDERACIONES MORFOLOGICAS Otro aspecto interesante a considerar es la capacidad de enfriamiento debida a la forma y dimensión del cántaro o botijo. En este punto hay dos aspectos a considerar: la eficiencia de almacenamiento y la eficiencia de enfriamiento, aspectos que guardan relación inversa. Considerando la economía de almacenamiento, el recipiente más eficiente será el de menor superficie a igualdad de volumen. Un sencillo razonamiento del cálculo diferencial nos dirá que las condiciones óptimas las proporcionan las formas esféricas. Dado que se precisa, por razones de estabilidad, una base de sustentación, habrá de ajustarse la base de la esfera a una superficie plana, habrá de contar con uno o dos orificios de entrada o salida y al menos un asa para transporte. Con dos orificios y una sola asa y un peso no superior a los tres kilos, por fácil manejo, hemos definido las especificaciones del botijo panzudo, como el de Valladolid, por ejemplo. Para el almacenamiento de varios recipientes alineados, en una bodega o despensa, tiene inconvenientes la forma esférica, y se estiliza hacia la atinajada, para aprovechar mejor el espacio. Vasija intermedia es el cántaro, o la cántara en diversas denominaciones; cántaro grande, terciado, cantarilla, etc. Generalmente tienen un sólo orificio para entrada y salida; en algunos, se incluye otro pequeño para salida, como el de Magallón, Olivenza, Villafranca de los Caballeros, etc. A veces aparece una forma intermedia entre el cántaro y el botijo: apta para llevarla al trabajo y con una sola boca; ejemplo, la cantarilla del segador tan popular tiempo atrás en Valladolid o en Avila. Hay también formas caprichosas: el caneco, o botijo cilíndrico, fácil de colgar de la cabalgadura, y que aún se fabrica en Fresno de Cantespino (Segovia) o los singulares botijos negros cilíndricos de Llamas do Mouro (Asturias). De todas formas, el cántaro sin vidriar, de color blanco, pardo, rojizo o negro, ha sido durante quizá milenios, pieza clave de la alfarería del agua. Dejando a un lado los problemas de eficiencia de almacenamiento, vamos a considerar la eficiencia de enfriamiento de los pequeños recipientes, tipo cántaro o botijo. Una elemental consideración es la ausencia de vidriados o cualquier clase de barnices. Sólo enfría el agua la vasija con capacidad de transpiración, lo que excluye todo tipo de vidriado. Los botijos vidriados tienen función ornamental, o bien utilidad en lugares donde la diferencia «t t’» es muy pequeña, o sea, donde es muy alta la humedad. Más adelante volveremos sobre esta misma idea. En primer lugar, el enfriamiento es a costa de la evaporación. El calor de vaporización es del orden de 600 cal/g, lo que quiere decir, que un enfriamiento de 6º C exigiría la evaporación de un 1 %, cantidad razonable en los «cántaros que se rezuman». Aspecto importante es la forma de la vasija. En primer lugar, vamos a suponerla limitada por una superficie de revolución, en consonancia con los tornos del alfarero. La eficiencia o poder refrigerante puede venir expresada por una expresión del tipo E = KP, donde «E» es la eficiencia enfriante, «K» una constante que depende de la naturaleza del material y su porosidad y P = S/V la relación superficie/ volumen. En una primera aproximación, podríamos reducir el problema a dos dimensiones en un sistema de ejes coordenados, en el que «x» fuera la altura del agua en la vasija y f (x) la línea que por revolución sobre el eje x engendra la superficie de la vasija: El valor de P resultará igual al cociente de dividir el área engendrada por OAB y el volumen engendrado por la superficie AODB en rotación sobre el eje X. En general Cuando la vasija descansa en el suelo o en un plato, , y0 ≠ 0; en el caso en que esté suspendida, y0 = 0 En cualquier caso, despreciamos la evaporación por porosidad, por encima del nivel del líquido. Una magnitud interesante es: y sobre todo, conocer el signo de dicha función derivada. Si dP/dx > 0 significa que el poder enfriante es mayor cuando más llena esté la vasija; el signo negativo significaría lo contrario. Un caso sencillo es el que f (x) sea lineal, y = ax + b La anterior fórmula nos dice que «P» crece al decrecer «x» cuando a > 0; en la práctica cuando a > 0 sucede lo contrario. En el caso de que el perfil sea quebrado, al disminuir «x» el poder enfriante disminuirá, pero aumentará al pasar la circunferencia de inflexión. Puede presentarse este caso cuando se lleva, para una jornada de trabajo, una cantidad de agua inicialmente fresca. Por conducción, se irá calentando, pero conviene que el poder enfriante aumente. Ello se consigue elevando la circunferencia de inflexión; es decir, lo que sucede con las cantarillas o botijos de «talle alto». Es ideal, en este caso, la cantarilla de segador, tan común antiguamente en Castilla la Vieja. Y por supuesto, el poder enfriante aumenta con y0 > 0, es decir, con la vasija suspendida, lo que se favorece colgándola de las asas. Hemos observado también que ciertos cántaros, en su evolución a botijo, es decir, dotándolos de un pitorrillo lateral, tienden a elevar y acusar el talle (Olivenza, Vera, etc,…). El problema puede ser complicado cuando el perfil de la vasija no es una función de primero o segundo grado; es el caso de Moveros, donde al menos el perfil es una curva de cuarto grado. Las jarras, más sedentarias, tienen en general el talle bajo y los recipientes tipo alcuza de barro, para contener aceite, no suelen tener talle. Para altos rendimientos de «P», se puede recurrir a incrementar la superficie enfriante con reducción del volumen. Así llegamos a los botijos toroidales o de anillo, como en Miravet (Tarragona), Bonxe (Lugo), Cuerva (Toledo), Verdú (Lérida), etc. A veces estos botijos se vidrian y su morfología sólo tiene sentido ornamental. Para incrementar el valor de «P», en los botijos de Agost, en Alicante, se les dota de una peana, con lo que la base, es decir, el término «b», se incrementa. Es típico de este tipo de botijos, de fina y muy evaporante arcilla blanca, la amplia peana sobre la que descansa la base cónica. CONSECUENCIAS CLIMATOLOGICAS DE LAS ANTERIORES CONSIDERACIONES Al comentar la morfología y características de la que hemos llamado «alfarería del agua», aludíamos a los dos problemas que tiende a resolver: almacenamiento y enfriamiento del agua. Ambos problemas están íntimamente relacionados, puesto que se encuentran unidos a algo muy característico de nuestro clima: la aridez. En efecto, no olvidemos que es dominante el clima peninsular del tipo C de la clasificación de Köppen, y dentro del mismo, la variedad Cs, clima mediterráneo que supone una cierta rareza en el mosaico planetario de climas: verano seco. Lo normal es que, en la mayoría de los climas, las lluvias tengan lugar en verano. En el clima mediterráneo, el período húmedo, corto, es el invernal, por lo cual los tipos climatológicos Cs son los más idóneos para el turismo. Fuera de la cuenca mediterránea, en el mundo son reducidísimas las zonas donde se presenta el tipo climático Cs. En España quedan fuera del tipo Cs, amplias zonas del N y del NW y algunas como Almería, donde prevalece el tipo B, pero en la variedad BS, la menos seca por el hecho de tener el periodo húmedo muy breve, precisamente en invierno. Botijo. En cualquier caso, en los que se ha denominado la España seca, coincide la época de mayor penuria de agua, en años normales, con la época más cálida, por lo cual, los problemas de almacenar el agua y mantenerla fresca, son problemas que corren parejos. Por otro lado, la eficacia refrigeradora de la alfarería del agua, es función de la sequedad del ambiente. En la España árida, tal cosa está, más para mal que para bien, asegurada, quizá con la excepción de las áreas más próximas al litoral, en la cual, pese a la escasez de precipitaciones, puede haber altos contenidos de humedad por la proximidad de las masas de agua marinas. Es evidente que, precisamente en las franjas litorales, la eficacia refrigeradora de la alfarería del agua es muy pequeña. Por tanto, la profusión de la alfarería más sencilla, sin vidriar, la más apta para la refrigeración, hay que buscarla sobre todo en las zonas más áridas, y en particular, hacia el interior. Como ya hemos comentado, la naturaleza de la arcilla en origen se impone, antes de cualquier otra razón, en la cerámica tradicional de cada lugar. Para la cerámica o alfarería tradicional, de carácter mobiliario, del agua (es decir, cantarillas, botijos y similares) conviene un material no muy pesado y sobre todo muy poroso. Los hay que reúnen tales condiciones en casi todos los tipos de arcillas que hemos citado; las más características son las rojas y las blancas; las arcillas ferruginosas, las calcáreas y gredosas. Los tipos castizos discutían años atrás entre las ventajas del botijo blanco y el botijo rojo. Había para todos los gustos; el poder enfriante es función de la capacidad de transpiración que puede quedar muy mermada por la presencia de grasa en la superficie del botijo, quizá más patente en la alfarería calcárea gradosa. En cualquier caso, se buscaban… «los botijos que se rezuman», de Andujar, como reza el pregón en una zarzuela muy popular. Magníficos ejemplares de esta alfarería que denota acusadas características del tipo Cs, las encontramos en muchas regiones de la España seca. El tratar de encontrar una correlación entre zonas climáticas y tipos de cerámica, no puede pretenderse, en estricto rigor, por estas razones: a) La cerámica viene sobre todo impuesta por los materiales arcillosos disponibles. El consumo de la alfarería no coincide exactamente con las zonas de fabricación. c) Los alfares actuales no pasan de ser una reliquia de la época en que no estaba generalizado el suministro de agua en los hogares. Aún con todo, y teniendo en cuenta estas limitaciones, suponiendo que la alfarería actual guarda relación geográfica con la pretérita, y admitiendo que las piezas cerámicas se distribuían no demasiado lejos de sus centros de elabora- ción, podemos encontrar que la cerámica del agua se prodiga más en la España seca, y las formas vidriadas del tipo cántaro y botijo, están más extendidas en la España húmeda. Consideraciones aparte la merece la alfarería de agua de Agost; aunque originaria de una provincia litoral, sus productos se han difundido por toda la España peninsular, excepto Vascongadas y Navarra. Se trata de una alfarería muy porosa, nunca vidriada y en cuya elaboración se añade sal, lo cual también se practica en la alfarería de Biar, Orba y Segorbe; a la sal se le atribuye un mayor poder evaporante posiblemente por presión osmótica. Esta cerámica ha sido consumida por la España seca e incluso ha sido exportada, hasta los años 30, al Norte de Africa, sobre todo a Argelia. En un censo aproximado que hacen Natalia, Seseña y otros, en 1980, dan cuenta de 257 localidades con centros alfareros, de ellos 154 contaban con obradores de labores sin vidriar, lo que supone aproximadamente el 58%. La proporción fue incomparablemente mayor hace algunos decenios, por la decadencia de la alfarería del agua y por el hecho de que muchos alfareros, para subsistir, han recurrido a la alfarería turística y a las jarrillas y cazuelitas de mesón. Un somero recorrido por la Península nos indica que, en las provincias que dan al mar en Galicia y en el Cantábrico, y que son las más húmedas, en siete provincias tan sólo hay 5 localidades con labores sin vidriar. La cerámica vasca es vidriada. Los jarros y botijos santanderinos suelen ser vidriados; no quedan ya obradores. En cambio, las dos provincias extremeñas, Toledo, Córdoba y Se- villa cuenta con 43 localidades con alfarería de agua. Granada, geográfica mente con predominio de áreas del interior cuenta con doce centros sin vidriar por tres de vidriado y en Huelva la proporción es de 9 a 3; son evidentemente provincias, aunque litorales, con grandes necesidades de agua y lo mismo podríamos decir de Almería y Alicante, donde prevalece la alfarería del agua sobre la cerámica vidriada; precisamente se da tal circunstancia en zonas de gran necesidad de agua. Y en Canarias se repite idéntica circunstancia: dejando a un lado la cerámica del «souvenir», de los doce centros cerámicos, once realizan labores sin vidriar. Lo mismo podríamos decir de provincias de la España seca, como Cuenca, Jaén, Murcia, Salamanca, Valladolid, Zamora y Zaragoza y nada decimos de Valencia ya que por su magnitud, las consideraciones de la cerámica valenciana merecen trato aparte que no entra en las anteriores generalizaciones. Este es el panorama de la relación entre nuestra artesanía alfarera y el clima. La España seca, aquella que nunca puede soñar con exceder los 600 mm de precipitación cuenta aún con una alfarería del agua, sin vidriar, tosca, sencilla y entrañable. En la España húmeda tienden a prevalecer las cerámicas vidriadas, que muchas veces proceden de lejanos alfares donde el vidriado, para mercados lejanos, es la única tabla de salvación. Podríamos cerrar un momento los ojos y pensar en «lo que fue», no hace siglos, sino en las primeras décadas del actual. Así en la localidad de Tajueco, en Soria de 60 alfares sólo quedan dos. En Cantalapiedra, ninguno de los 30 que había, situados en la calle del Arrabal, de menos de 100 metros de larga, un ascua de fuego cuando preparaban las hornadas y un laberinto de caballerías y carros, cargando cántaros, pucheros y ollas que se difundían por tierras salmantinas. De Tiñosillos, de Avila sólo quedan dos de los 30 obradores; de Ocaña, dos de 20, de Cespedosa del Tormes, tres de 22, y uno de los 14 de Trujillo. Y podríamos cansar a cualquiera con cifras abrumadoras de algo que está desapareciendo delante de nuestros ojos. Hay que agradecer el heroismo de pequeños grupos, como Adobe, de Madrid, a los estudiosos, como Natalia Seseña, Pablo Torres, Emilio Sempere, al Centro de Estudios Artesanos y a la Cátedra de Cultura Popular de la Universidad Autónoma de Madrid ya otros, no muchos, que realizan esfuerzos por evitar que se extinga algo como la alfarería, de la que dice Sempere «se encuentra permanentemente arraigada en la esencia de los pueblos» y que además, es capaz de interpretar algunas incógnitas de esto tan misterioso y poco conocido que es nuestro clima.
  5. http://www.proyectoconcienciaglobal.org/ Conciencia Global A veces las cosas no son lo que parecen, en esta web aparentemente normal se esconde un secreto con el que podras aterrorizar a tus amigos. Deberas pulsar a la vez LS y cuando empiecen a ocurrir cosas raras introduce la palabra "compasion". Seguro que la cosa te resulta divertida.
  6. Tiene toda la pinta de ser el depresor del freno o el propio servo. S2
  7. algo no me cuadra en esa ecuación rómulo, explícate. +1
  8. Buenos dias. Yo tengo un A6 c4 y me interesa mucho mucho el tema. La instalación eléctrica no tanto porque si bien no tengo mucha idea, si tengo algún amigo que me puede ayudar. Lo que más me preocupa es la posibilidad de instalar unos 6x9 en condiciones en la bandeja trasera. ¿Podrías poner alguna foto de como queda y como los has acoplado? ¿Hay que cortar algo? ¿Cómo los sujetas o atornillas? Un saludo
  9. Una palanca que llevan algunos modelos en la boca del depósito por la parte de dentro a unos 3 cm de distancia que la tocas con la punta de la manguera para sacar el exceso de aire del gasoil y así cabe más cantidad en el depósito. S2 (Edito porque hemos contestado en el mismo minuto ) S2
  10. Cuando mi 80 TDI sonaba así era la bomba del agua pero no te lo puedo asegurar. Deberías llevarlo a que lo vera un mecánico. S2
  11. Se desmontan, se limpian con un poco de agua jabonosa y quedan nuevos. Un saludo
  12. Vaya mojadura!!!!, y vaya agotamiento. Este tipo de rutas son más para el verano. Al final más de 1250 mts de desnivel de subida y otros tantos para abajo.... (de 200-210 a 1450). Los que íbamos un poco más rápido llegamos al autobús oscureciendo, pero mucha gente ya de noche cerrada.... tardamos 8 horas justas en subir y bajar......y los últimos 9 y media... no es plan!!!. Además tengo unas agujetas que estoy torcido, pero hemos disfrutado como enanos!!! Me he zampado una tableta completa de chocolate subiendo...... Aún conservo la esperanza de que algún miembro de ASI se anime algún día. S2
  13. Pasaros por aqui: http://www.audisport-iberica.com/foro/inde...howtopic=173000 S2
  14. Los conductores que circulen con un vehículo que tenga instalado un mecanismo ilegal de detección de radares de velocidad, los conocidos como "anti-radares", serán castigados con 6.000 euros, la máxima multa que puede recibir un conductor, y los que usen el navegador al volante, con 200. Son sanciones que se contemplan en el proyecto de ley para la reforma del procedimiento sancionador en materia de seguridad vial, aprobado la semana pasada en el Consejo de Ministros para su remisión a las Cortes. La reforma revisa todo el cuadro de sanciones, entre ellas la que castiga a los conductores que "se valen" de los anti-radares para "burlar" los controles de velocidad, una práctica que actualmente conlleva una multa de 150 euros y la pérdida de 2 puntos del carné de conducir. Los juristas encargados de la elaboración del proyecto sostienen que no puede ser más barata la sanción que la infracción y ésta, en su opinión, es especialmente grave porque quien coloca un "anti-radar" en su vehículo tiene "una voluntad de infringir continuamente". "Nadie lo monta para que no le cojan una vez, sino para ir constantemente infringiendo", apuntan los especialistas, que entienden que esta infracción se debe castigar "lo máximo posible". Y así lo han hecho, porque no hay ninguna multa de esa cantidad. Cuando entre en vigor la reforma, llevar instalado un anti-radar se considerará una infracción muy grave y se multará con 6.000 euros, tres meses de suspensión del permiso de conducir y la pérdida de 6 puntos. La infracción está definida en el artículo 65.5.i del proyecto: "conducir vehículos que tengan instalados mecanismos o instrumentos encaminados a eludir la vigilancia del tráfico, así como utilizar o llevar instalado sistemas de detección de radar" Pero el conductor no será el único que será sancionado porque "no es el único que infringe la ley", también lo hace quien instala esos dispositivo. Por ello, la reforma incorpora una nueva infracción, con la que se sanciona a los talleres y establecimientos de recambios que lo hacen, que serán multados con entre 3.000 y 30.000 euros. La DGT está a favor de que los conductores lleven en el coche un navegador con la información y localización de los radares fijos, es decir un lector de radares, pero está en contra de los "detectores" o "inhibidores", que están expresamente prohibidos, porque su objetivo es saltarse los controles de velocidad. Los "detectores" pueden captar la señal que emite el radar de los agentes de tráfico, tanto fijo como móvil, y avisar con un pitido de la proximidad de un radar activo. Los "inhibidores", conocidos como "jammer", destruyen las frecuencias que emiten los radares y por tanto interfieren sus señales para que no pueda realizar la medición. Estos aparatos, que pueden llegar a costar hasta 4.000 euros, se instalan en la mayoría de los casos, según las fuentes, en vehículos de alta gama. "Cuando te instalas un anti-radar, te quieres pasar a 190 toda la carretera, con lo que tienes un dolo o una intención de infringir siempre", insisten los especialistas en normativa de Tráfico. Las sanciones al "anti-radar" son las más duras, pero las que van a afectar a numerosos conductores son las que hacen referencia a los navegadores: la reforma tipifica castiga a los que lo utilicen mientras están conduciendo, de la misma forma que hacen con los que usan manualmente el teléfono móvil. Si tocas la pantalla o manipulas el navegador mientras circulas cometerás una infracción grave y serás multado con 200 euros y perderás 3 puntos, la misma multa con la que serán sancionados los que hagan uso del móvil. Hasta ahora esta "prohibición" a "tocar" el navegador en marcha no estaba explicitada en la ley, aunque podía interpretarse, ya que el reglamento de circulación sanciona a quienes no mantienen la atención al volante. Con la entrada en vigor, el navegador se podrá mirar, pero no tocar en marcha, algo en lo que, según las fuentes consultadas, están de acuerdo las empresas que los fabrican que ya han puesto a la venta muchos navegadores que te impiden manipularlo mientras estás al volante.