Circular a 239, es una temeridad. Ya no por el hecho de ir a esa velocidad, sino porque las carreteras españolas dejan mucho que desear. Estamos de acuerdo en que viajar a esa velocidad es muy peligroso, por las consecuencias que acarrearían un frenazo brusco, pisar una mancha de aceite, o intentar esquivar un obstáculo, en cualquiera de esas situaciones, y a esa velocidad, por muchas manos que tengas no sacas el coche, lo único que puedes hacer es intentar minimizar el cebollazo, y lo digo por experiencia. Ahora bien, también tiene mucha culpa en este tema, el estado de las carreteras españolas. Si en vez de invertir tanto dinero en poner radares, Guardias Civiles a pie de carretera, etc etc, invirtieran más en acabar con tanto punto negro como hay y en mejorar nuestras autovías, os aseguro que los siniestros descenderían. Y un claro ejemplo lo tenemos en Alemania, allí hay tramos en los que no existe limitación de velocidad, y sin embargo, el índice de siniestralidad es muy bajo, por dos razones: primero, porque ellos están más avanzados que nosotros en educación vial, son muy respetuosos con las normas; y segundo, porque las carreteras son una delicia, mínimo tres carriles para cada sentido, ni un solo bachecito, todo perfectamente señalizado, en fin, otro mundo.
Con esto no intento justificar lo que a hecho esta persona, sino, que aquí se persigue al conductor, en vez de trabajar para que el conductor sólo se limite a conducir.