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09/10/2020 El A8 híbrido es muy grande, pero bien proporcionado e indudablemente bonito. Sería tan necesario un cargamento de calificativos superlativos para definir al A8 60 TFSIe, que vamos a tratar de moderarnos a la hora de repartirlos a lo largo de estas líneas, aunque para el que se pueda comprar el nuevo híbrido enchufable lo superlativo resulte habitual. La 'e' final de su denominación, una trampilla para la recarga detrás de la puerta trasera izquierda y la pegatina '0 Emisiones' que puede lucir como una medalla en su parabrisas hacen reconocible su gran diferencia respecto a otros A8. Todo para que, siendo su motor de gasolina un V6, ande como un V8 con los consumos reales (que no homologados) de un cuatro cilindros cuando vamos en modo híbrido... Eso sí, de un cuatro cilindros que excede 2,3 toneladas de peso. Pero hablemos de la imagen de esta versión 'corta' que hemos probado, que proyecta a mediodía una sombra de 5,17 metros de longitud y 1,94 de ancho (sin retrovisores). Lo bueno es que, siendo tan grande, también resulta proporcionado, porque sus ruedas opcionales (1.410 euros) son de 20 pulgadas con gomas 265/40 y la línea de cintura es alta, sin ventanillas enormes, además de que tiene por encima una forma curvilínea del techo que da sensación de dinamismo. Y eso hace que visualmente no tengamos la percepción de estar ante una berlina algo torpe, sino más bien todo lo contrario. Es 'musculoso', ancho, elegante y da la sensación de atesorar tecnología de última generación, aunque haga tiempo que elementos como el radar delantero o los intermitentes secuenciales no sean atributos exclusivos de las berlinas de gran lujo. Sobre todo si sabemos que el rasgo azul que se ve en las ópticas delanteras se debe a que la unidad que tenemos delante tiene luces Matrix Led con láser y tecnología Oled, lo que supone un gasto adicional de 5.890 euros. Hay la necesaria sensación de solidez al accionar el tirador y abrir las puertas. Si la elegida es la del conductor, lo que nos espera es una butaca confortable en extremo (además de con masaje, calefacción y ventilación), con una consola entre los asientos elevada y con apoyabrazos extensible para que descansemos el codo mientras tenemos agarrado el amplio volante. El diseño del salpicadero parece minimalista entre otras cosas porque las salidas de ventilación no se descubren hasta que hemos accionado el climatizador, que operamos desde una pantalla táctil frente a la palanca de cambios que también nos permite escribir a mano nuestra dirección de destino. No impresiona, porque nos la esperábamos, la calidad de las imágenes de la pantalla del sistema MMI Navegación plus, que está algo más arriba aunque no en posición muy elevada. Y mucho menos nos sorprende el cuadro de relojes Virtual Cockpit, configurable y completísimo. Pero todos estos elementos se añaden a la calidad de los plásticos y gomas y al silencio en el que te sientes inmerso desde que cierras la puerta gracias a los elementos aislantes, que incluyen cristales dobles en las puertas. En cualquier caso todavía resulta más deslumbrante con la opciónAudi design selection Plata Plastel(¡por 18.235 euros!), que incluye pantallas con función háptica, cortinillas eléctricas en puertas traseras y luna posterior, inserciones en aluminio mate y negro piano, asientos deportivos, techo en Alcantara, climatizador de cuatro zonas, etc. Siendo tan amplio, las plazas traseras son muy grandes aunque no espectaculares. Y no lo decimos por la plaza central, en el que la dureza del respaldo y el enorme puente de transmisión en la zona de los pies certifican que un quinto pasajero no es 'bienvenido'. Lo decimos porque los respaldos de las propias butacas delanteras son de gran grosor y al final la distancia que queda para los pasajeros traseros es sobresaliente, pero no merece la 'matrícula de honor' que esperábamos dada las dimensiones del coche. Y en cuanto al maletero, la capacidad se queda en 390 litros frente a los 505 que ofrecen las versiones térmicas y además incluye una voluminosa maleta flexible con dos cables cargadores, uno de tipo Schuko y otro Mennekes. La puesta en marcha es tan silenciosa como elegante; el motor eléctrico de 136 CV y 350 Nm de par desplaza el salón rodante hasta un máximo de 40 kilómetros cuando el indicador situado a la izquierda del cuadro de relojes indica el máximo. En estas condiciones no contaminantes podríamos pasar de 0 a 60 en 6,9 segundos y rodar a 135 km/h, pero es agradable disfrutar del silencio a menos que queramos hacer uso del equipo de sonido Bang&Olufsen 3D, con dos pequeños altavoces que emergen de la zona superior del salpicadero en cuanto el coche está en marcha. Incluso con el equipo de audio desconectado cuesta adivinar cuándo el coche dejó de funcionar en modo eléctrico para pasar al híbrido o sólo al de combustión, y de hecho en varias ocasiones fue el ordenador de viaje el que nos lo hizo saber al ver cómo la indicación 0,0 l/100 km comenzaba a subir. Con el 3.0 V6 turbo despierto, el A8 hace honor a su imagen de 'gran crucero' con una potencia conjunta de 455 CV y 700 Nm de par que le permite pasar de 0 a 100 en 4,9 segundos. Podemos entonces saborear una deportividad que se basa en su gran empuje, que en cierta forma podemos controlar mejor si utilizamos el modo secuencial mediante la palanca o las levas de su cambio automático de ocho velocidades. Pero también podemos contener el ímpetu del motor de gasolina si abandonamos el modo Hybrid en favor del EV (exprime la batería de 14,1 kW hasta el máximo) o el Battery Hold, que guarda su energía para cuando no queramos contaminar el aire. Eso sí, una vez lleguemos tendremos que emplear aproximadamente dos horas y media en una toma de 7,3 kW para revivir hasta el máximo la batería cuando está agotada. Cuando uno se siente tan delicadamente tratado por las suspensiones y recuerda el enorme peso de este A8 se modera en buscar las prestaciones en curvas, por mucho que nos sintamos tan bien sujetos por butacas que llevan la 'S' impresa y bien visible y que contemos con tracción quattro. De hecho, es fácil que uno se pase el trayecto de prueba más atento a la extrema discreción con la que ambos motores se combinan y a cómo la carretera parece alisarse repentinamente bajo los neumáticos del A8. Inmersos en ese estado 'tan próximo a la paz', conduciendo en modo eléctrico por carretera secundaria y sin nada de prisa, podemos ver cómo el A8 se queda en menos de 25 kW/h a los 100 km. Y tras las dos primeras recargas y 140 kilómetros recorridos, combinando buena parte en ciudad, nuestra media de gasolina se quedó finalmente en 3,6 l/100. El A8 60 TFSIe de batalla corta cuesta 111.160 euros que en todos los casos serán más, porque la lista de opciones es mareante para bolsillos poco acostumbrados a los grandes lujos. Así, sus dueños tendrán la certeza de que no habrá dos modelos completamente iguales. FUENTE: https://www.marca.com/coches-y-motos/coches/audi/2020/10/09/5f7eeb6446163f613e8b45ac.html