Por tres cochinos minutos

[rubencito®]

Buenas,

 

Aquí os copio un artículo de Arturo Perez-Reverte que salió publicado ayer.

 

Pedazo de artículo...

 

A ver si consigo que me leas con atención. Fulano o como te llames. Porque hace poco me matastes a un amigo. Y digo amigo, porque lo era. De verdad. No le había visto la cara nunca, pero eso no importa. Lo era, repito. Leía mis libros, y también esta página cada semana. Tenía 28 años, era bien parecido, deportista, corría diez kilómetros cada día. Buena pinta, sano y fuerte. Además era un tipo noble, sencillo, derecho, con sentido de honor como los de antes, con palabra, apretón de manos franco, y todo eso. Con sentido de humor, además, lo que era un regalo, un don de la existencia para quien estaban con él. Había aprendido a disfrutar de la vida con dignidad y con decencia. Hay gente que vive noventa tacos de almanaque y nunca llega a ser tan sabía y lúcida como lo era él. Amaba el mar, como yo. Tenía una familia, una novia, unos amigos. Tenía una perra que ahora lo busca con ojos leales y tristes, moviendo el rabo esperanzada cada vez que alguien roza la puerta. Tenía un futuro. Si tú se lo hubieras permitido, habría llegado a ser un tipo de esos que hacen el mundo soportable, en vez de una cloaca sucia y oscura, a merced de irresponsables como tú.

 

También tenía una moto, aunque no era uno de los que van haciendo el cimbrel como suicidas prematuros. Aquella mañana circulaba despacio, cerca de la playa, con el casco puesto y guardando las precauciones adecuadas. Y ése fue el momento que elegiste, maldita esa tu estampa, para salir con el coche de la gasolinera a toda velocidad, saltándote tres carriles antes de girar en dirección prohibida , a fin de ahorrarte los cien metros hasta el siguiente cambio de sentido. Llevabas a tu mujer y a tu hijo en el coche, y aún así hicistes esa pirula. Te jugastes tu vida y la de ellos por ganar tres minutos, y arrancastes de cuajo la de otro. Le diste de lleno, clac. Moto y motorista a tomar por saco. Doce días en coma, luchando entre la vida y la muerte. Y luego, ya sabes. Como los aparatitos de las películas: la línea recta en el monitor. Piiiiiiii. Pero no era una película, sino la vida de un joven lleno de sueños y esperanza. Por usar un lenguaje de cine y que lo entiendas, cretino: cuando matas a alguien le quitas todo lo que tiene y todo lo que podría llegar a tener.

 

Por supuesto, ahora estás en la calle, tan campante. Los miserables como tú no van a la cárcel. Ignoro exactamente que te cayó, si es que fue algo además de tres meses sin permiso de conducir. Si la gentuza de tu calaña fuera al talego cada vez que despacha a alguien, las cárceles iban a parecer el camarote de los hermanos Marx. No hay más que veros pasar al volante, inconscientes, letales, a toda leche, creyéndoos inmortales. Seguros, como fue tu caso, de que si alguien palma, será otro. Así que imagino que a estas alturas ya estarás conduciendo de nuevo, como si nada. Los jueces son comprensivos en esto, por lo general: y en cierta forma toco madera, porque la vida da muchas vueltas y nunca se sabe. Ignoro si un día seré yo quién tenga que verse ante un juez. Pero tales son las contradicciones de la vida. Además, lo mío es solo una hipótesis: no suelo ahorrarme esos cien metros hasta el cambio de sentido, ni me salto los carriles de tres en tres, ni circulo como un majara. Lo tuyo es una realidad: estoy hablando de ti y de tu caso. No tengo toda la información, pero sí la sospecha de que, en vez de prohibirte conducir durante el resto de tu vida, o mandarte un año a trabajar, por ejemplo, al hospital de tetrapléjicos de Toledo, ayudando a gente a ala que otros como tú jodieron la vida, supongo que la Justicia benévola, habrá permitido que te redimas con el pago de una multa. Es lo que suele. Y ahora ni remordimientos tienes, ¿verdad?. Parece mentira la capacidad de supervivencia y egoísmo del ser humano. Cómo nos convencemos a nosotros mismos de la mala suerte, el destino, etc... tuvieron la culpa. Al final siempre resultamos asquerosamente inocentes. De todo. Y quién te ha visto y quién te ve. Quién reconocería ahora al lloroso mierdecilla que se justificaba ante los guardias, desolado, frente al cuerpo tirado en el suelo, aquel día de la gasolinera. Pasa el tiempo, y nos justificamos, y si los dolores propios terminan diluyéndose en el recuerdo, para qué decir de los dolores ajenos.

 

Por eso te escribo hoy esta página. Para recordártelo. Para contar que me arrebataste a un amigo al que nunca llegué a conocer. Para decirte que ojalá revientes. cab***.

 

Arturo Perez-Reverte

Editado 16 de Agosto del 2004 por rubencito®

[bonox_tdi]

ke razon lleva B)

[MiguelBR]

a bocajarro

[GhosTT]

Es muy duro... y se nota que habla de una persona conocida...

 

Me imgagino que el conductor del coche facilmente este hundido por lo ocurrido, aunque claramente haya realizado una imprudencia, no se sabe si esa es su manera de conducción "habitual"..

 

Me pongo del lado de Arturo, pero tb intentaría comprender la otra parte. Por ejemplo, hace poco una máquina limpia-playas atropeyó y mató a una mujer. No creo que el conductor lo lleve nada bien..

[Xingular]

Por ejemplo, hace poco una máquina limpia-playas atropeyó y mató a una mujer. No creo que el conductor lo lleve nada bien..

Por supuesto no creo que ninguno lo lleve bien, ni se le olvide en su vida.

Pero una cosa es una accidente, y otra una imprudencia loca como esta.

[zx81]

Pues depende. Yo creo que hay mucha gente a la que directamente se le podría empaquetar sin verles cometer ninguna imprudencia.

 

Hablo de todos esos cabezahuevos que comparten gentilmente con el resto de la humanidad su chundachunda machacón a todo volumen, que miran amenazantes a todos aquellos que osan cruzar la mirada con sus gafas macarroni, que aunque sean las 12 de la mañana el 15 de Agosto llevan los antinieblas puestos, a los que nada más parar en un semáforo miran al de al lado para ver a su próxima víctima, a los que van por un paseo transitado con sus ciclomotores cochambrosos jodiéndonos el oído a los demás y echando carreritas entre ellos, a los que se ponen el casco a modo de gorrita para que les veamos su bonito rostro, porque si se lo ponen bien no lucen su jeta de payaso, los que se te ponen a 30 cms en autovía porque no te ven bien la matrícula... en fin, a tanta gentuza podríamos quitar de en medio para hacer nuestras carreteras y calles más seguras...

 

Cargo de conciencia no creo que tenga, la pena es que no le acusen de homicidio, aunque sea involuntario, porque eso no es un accidente, que le puede pasar a cualquiera, eso es pertenecer a la jungla esa de cabezahuevos que están por encima del bien y del mal, y que no tienen que ir hasta la siguiente rotonda a dar la vuelta, eso es para los gil***ollas y abueletes.

 

[javier]

muy duro...pero cierto.

s2

[juanluisvg]

Muy fuerte y como lo expresa, este hombre tiene don d palabra, una labia impresionante Lastima lo q paso.

 

Como bien dice zx81, hay mucha mas gente q se no se salva, por desgracia

 

Un saludo

[pasion s4]

jod** que fuerte

[mil_ocho_t]

Este tío es la ost**!! hace tiempo que leo sus artículos y el siguiente siempre es mejor que el anterior.

En este caso vaya pedazo de artículo!!

[BURELARAPTOR]

Los pelos como escarpias

Pero ole sus coj....

[VirtualSaM]

Joe q articulo mas triste pa empezar la semana

[juanluisvg]

Habeis leido este pequeño texto sobre la palabra "c***" de Arturo Perez Reverte?

 

Aqui lo teneis, no tiene desperdicio

 

c***

 

Un ejemplo de la riqueza del lenguaje castellano, es el número de acepciones que puede tener una simple palabra. Sirva como ejemplo la muy conocida y frecuentemente utilizada c***, que para un desconocedor del lenguaje castellano hace referencia simplemente a los atributos masculinos.

 

Sin embargo, si va acompañada de un numeral, tiene distintos significados en función del número utilizado. Así:

 

a. "uno" significa caro o costoso (valía un cojón);

b. "dos" significa valentía (tenía dos c***);

c. "tres" significa desprecio (me importa tres c***), y

d. un número muy grande (siempre y cuando sea par) significa dificultad (lograrlo me costó mil pares de c***).

 

El verbo puede cambiar también el significado. Ejemplos:

 

a. "tener" indica valentía (aquella persona tenía c***). Aunque en admiración puede significar sorpresa (¡tiene c***!);

b. "poner" expresa un reto, especialmente si se pone en algunos lugares concretos (puso los c*** encima de la mesa), y

c. también se utiliza para indicar que se quiere realizar una apuesta segura (me apuesto los c***) e incluso para amenazar (te corto los c***).

 

Incluso el tiempo verbal empleado cambia el significado de la frase. Así:

 

a. el tiempo presente, indica molestia o hastío (me toca los c***);

b. el reflexivo significa vagancia (se toca los c***), y

c. el imperativo significa sorpresa (¡tócate los c***!).

 

Los prefijos o sufijos también modulan su significado:

 

a. "a" expresa miedo (acojonado);

b. "des" puede significar cansancio o hilaridad manifiesta (descojonado);

c. "udo" indica perfección (cojonudo), y

d. "azo" se refiere a la indolencia o abulia (cojonazos).

 

También las preposiciones matizan la acepción del termino:

 

a. "de" significa éxito (me salió de c***) o cantidad (hacia un frío de c***);

b. "por" expresa voluntariedad (lo haré por c***);

c. "hasta" expresa el límite máximo de aguante de una persona (estoy hasta los c***);

d. "con" indica la arrogancia del sujeto (era un tío con c***), y

e. "sin" la cobardía (era un tío sin c***).

 

Los adjetivos calificativos que le acompañan relacionados con el color, la forma, la

simple tersura, el tamaño o la posición aportan a este término otras muchas acepciones:

 

a. el color violeta expresa el frío (se me quedaron los c*** morados);

b. la forma puede expresar apatía (tenia los c*** cuadrados);

c. el desgaste implica experiencia (tenia los c*** pelados de repetirlo), y

d. el tamaño y la posición indican arrojo y valentía del sujeto (tiene dos c***

grandes y bien plantados). En este caso hay que tener en cuenta que hay un tamaño máximo (tiene los c*** como el caballo de Espartero) que no puede superarse, porque entonces indica torpeza o vagancia del sujeto (le cuelgan, se los pisa, se sienta sobre ellos e incluso necesita una carretilla para llevarlos). La interjección ¡c***! significa sorpresa, y cuando uno se encuentra perplejo los solicita: (¡Manda c***!). Cabe mencionar que en los c*** reside la voluntad y de allí surgen las ordenes (me sale de los c***).

 

Sirva este pequeño ejemplo para demostrar la riqueza de nuestro lenguaje. Parece difícil, encontrar una palabra en castellano o en otros idiomas, con mayor numero de acepciones.

 

[GhosTT]

sonarrá machista, pero seguro que la palabra "c***" no da para tanto!!

[MiguelBR]

y que tienen que ver los c*** para comer trigo, vamos digo yo